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segunda-feira, 12 de dezembro de 2011

IDIOMA ESPAÑOL


CON LA LENGUA: LAS CONJUNCIONES (1)
Vimos que las preposiciones sirven para enlazar palabras dentro de la frase u oración, agregando algún elemento significativo a la relación entre las palabras enlazadas. Parecidamente, la conjunción es también una partícula que enlaza, no palabras, sino frases u oraciones, e igualmente introduce en el enlace una noción semántica, es decir, un elemento de significación.

Según el valor semántico de las conjunciones, estas se agrupan en varias clases.
Las conjunciones más comunes son las copulativas. Estas enlazan dos o más elementos con un valor sumativo. Si decimos, por ejemplo, «Isabel y Fernando fueron reyes de España», la conjunción «y» señala que los dos nombres están juntos, se suma uno al otro para formar, en este caso, el sujeto compuesto de la oración. La conjunción «y» toma la forma «e» cuando el segundo de los elementos enlazados comienza por «i» o por «hi», para evitar el choque cacofónico de las dos «íes»: «Él usa sarcasmos e ironías en sus escritos»; «Había nobles e hidalgos de todo tipo». En este último caso no se emplea la forma «e» cuando la «i» forma un diptongo: «Matan y hieren sin razón alguna».

Cuando la relación entre los elementos enlazados por la conjunción copulativa es negativa, en lugar de «y» se emplea la forma «ni»: «Ese no es médico ni nada». Por ser «ni» una conjunción copulativa de signo negativo podría inducir al error de considerar que no es sumativa. Pero sí lo es. En el ejemplo propuesto hay dos elementos que se suman: el no ser médico y el no ser nada. Es como si dijéramos «Ese no es médico y no es nada».

Cuando se trata de la enumeración de dos o más elementos afirmativos lo usual es emplear «y» sólo delante del último elemento de la serie: «Ella estaba cansada, molesta y llena de dudas»; «Era un tipo alto, fornido, de piel oscura y cabello ensortijado». Lo mismo ocurre con la conjunción «ni»: «No había aceite, leche, harina pan, ni nada».

Sin embargo, esto no es una regla, y en ambos casos podría repetirse la conjunción delante de cada elemento de la serie, lo cual suele hacerse con fines estilísticos: «Ella estaba cansada y molesta y llena de dudas»; «Era un tipo alto y fornido y de piel oscura y cabello ensortijado». Esta repetición de la conjunción «y» enfatiza la presencia de los elementos de la serie. En las oraciones negativas es frecuente que se repita la conjunción «ni» a fin de enfatizar la negación: «No había aceite, ni leche, ni harina pan, ni nada».

En todo caso, la repetición de la conjunción —fenómeno conocido como «polisíndeton»— lo mismo que su supresión total —conocida como «asíndeton»— es un recurso que con frecuencia se emplea con fines literarios, tanto en la prosa como en el verso.
Publicado 12/12/2011
Alexis Márquez Rodríguez
Últimas Noticias. Venezuela
Domingo, 27 de noviembre del 2011

FUNDÉU RECOMIENDA...


DEFINICIÓN;

polizona es el femenino de polizón
12/12/2011

Polizona es el femenino de polizón y así figurará en la próxima edición del Diccionario académico.

En algunas noticias sobre la mujer que intentó introducirse ayer en el avión que iba a trasladar a Japón al F. C. Barcelona, algunos medios se han referido a ella como la polizón y una polizón: «Una polizón quiso viajar con el Barça a Tokio», «A la polizón se le requirió la tarjeta de embarque».

El Diccionario panhispánico de dudas señala que polizón —que significa ‘persona que viaja clandestinamente en un barco o un avión o, por extensión, en otro medio de transporte’—, aunque se ha empleado tradicionalmente como epiceno masculino (el polizón, la polizón), en la actualidad se emplea en femenino con la forma polizona, y así figurará en la próxima edición del Diccionario académico.

Por lo tanto, en las noticias citadas hubiera sido preferible escribir: «Una polizona quiso viajar con el Barça a Tokio» y «A la polizona se le requirió la tarjeta de embarque».

APOCOPADO



Apocopado, sí, solo cuando corresponde
Por Graciela Melgarejo | LA NACION


La última frase del cuento inmortal "El jardín de senderos que se bifurcan", de Jorge Luis Borges, es: "No sabe (nadie puede saber) mi innumerable contrición y cansancio".

La frase se refiere en realidad a lo que Borges explica, en 1941, en el prólogo al libro de cuentos del mismo nombre: "Las siete piezas de este libro no requieren mayor elucidación. La séptima ("El jardín?") es policial; sus lectores asistirán a la ejecución y a todos los preliminares de un crimen, cuyo propósito no ignoran pero que no comprenderán, me parece, hasta el último párrafo".

Aunque no se trata de un crimen, y por lo tanto nadie debería sentirse profundamente arrepentido (o contrito), es cierto que un lector de esta columna se siente (profundamente) cansado. Desde Miramar, "su lugar en el mundo", el historiador, crítico teatral e investigador de cine y teatro Mario Gallina cuenta por qué empieza a sentirse tan cansado: "Siempre que leo su columna, me acuerdo de que debo escribirle para esta consulta. Mi hijo, que es profesor en letras, me dice que tenga presente que es «la primera vez» no «la primer vez». Otros me dicen que está aceptado de ambas maneras. Por eso, cada vez que escucho a Tinelli anunciar: «¡La primer pareja de la noche!», me cae fatal. Tal vez sería bueno que trate el tema en su columna?".

El lector Gallina tiene razón. Tanta, que este tema ya fue tratado, más de una vez, en las columnas de "Diálogo semanal con los lectores", que escribía la profesora Lucila Castro. Por ejemplo, el 1º de agosto de 2005 se explicaba: "Desde Rosario, escribe Aldo Angel Zucca: «Es frecuente oír y leer en diversas publicaciones que los adjetivos ordinales correspondientes a primero y tercero son expresados como primer y tercer cuando califican a un sustantivo femenino: la primer semana , la tercer semana . Considero que debería decirse: la primera semana y la tercera semana . Desearía saber cuál de las dos formas es la correcta».

"La apócope de los pronombres numerales ordinales, en función adjetiva, primero y tercero se utiliza cuando va delante del sustantivo al que se refiere, aunque entre éste y el adjetivo se interponga otro adjetivo: el primer acontecimiento ; el tercer infausto suceso . La apócope es normal cuando el sustantivo que sigue es masculino, pero no cuando es femenino; así se dirá la primera semana del año o la tercera semana del año . Es cierto, y es una lástima, que el uso incorrecto se está extendiendo cada vez más."

Es útil y didáctico agregar también aquí una precisión, que figura en el Diccionario panhispánico de dudas : "La apócope es opcional si primero aparece antepuesto y coordinado con otro adjetivo: «Schoenberg [...] escribe como si fuera el primero y último día de la creación» (Melo Notas [Méx. 1990]); «El final absurdo de su primer y último amigo lo dejó indiferente» (Jodorowsky Pájaro [Chile 1992])". Por supuesto, esto vale también para tercero : " «Esta placa que nos tomaron a los compañeros del tercer y cuarto curso» (Martínez Perón [Arg. 1989]); «La sesión de la mañana del tercero y último día de la reunión había resultado de gran interés» (Zaragoza Concerto [Esp. 1981])".

El DPD advierte también que "la apócope ante sustantivos femeninos es un arcaísmo que debe evitarse en el habla culta actual: *la primer vez , *la tercer vez ". Justamente, en el Diccionario de dudas de la lengua española , su autor, el lexicógrafo y académico Manuel Seco, aclaraba, con ejemplos, esto mismo: " «Primer mancha de la sangre / más noble, a mis manos muere» (Calderón de la Barca, El mágico prodigioso , acto I, verso 691); «La primer pulga se dice / que fue de aquí natural» (Rojas Zorrilla, Entre bobos anda el juego , acto III, verso 686). Pero este uso no debe imitarse".

Efectivamente, este uso no debe imitarse. Y tampoco debería citarse, pero se hace, el cuento de Borges ya mencionado como "El jardín de [los] senderos que se bifurcan". Comprueben que no es lo mismo: "El jardín de senderos que se bifurcan" suena mejor y es el título que eligió su autor.

© LA NACION

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Twitter: @gramelgar.

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