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domingo, 19 de novembro de 2017

MANANTIAL DE PALABRAS

Manantial de palabras / Escritores en la cárcelEscritores en la cárcel
  • Diario de Xalapa
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  • en Cultura
Alberto Calderón P.
Muchos son los escritores en lengua española que por alguna causa o motivo han estado tras las rejas, más son los inocentes confinados a una prisión desde tiempos lejanos como el que ahora nos atrae, durante los siglos XVI y XVII.
Los turcos le llamaban baños a las prisiones en la época donde Cervantes pasó cinco años de su vida de 1575 a 1580, siendo rehén de unos piratas que lo llevaron a Argel, esperando el rescate del escritor, quien realizó varios intentos de escapatoria sin conseguirlo hasta ser liberado por los frailes trinitarios.
Su segundo ingreso, menciona Mata Herrero Gil en su artículo Entre rejas, fue 12 años después por vender trigo sin autorización. Más adelante nuevamente pisa la prisión por los malos manejos que hacía con la recaudación. En este tercer confinamiento se gestó la obra cumbre de la literatura en lengua española El Quijote de La Mancha.
El caso de Fray Luis de León estuvo rodeado de intereses religiosos cuando él se hizo a la orden de los agustinos y su figura tomó relevancia debido a sus conocimientos que le hicieron escalar las principales cátedras de teología llegando a ser la envidia de sus enemigos acusándolo ante la inquisición por la traducción de La Biblia a la lengua vulgar. Fue encerrado en una mazmorra por más de cuatro años, entre 1527 a 1591, soportó las adversidades gracias a su amor al conocimiento, al ser exculpado pudo salir de la prisión después de casi cinco años y al regresar a la Universidad pronunció e sus alumnos “decíamos ayer…” con ello borró su trágica experiencia como si lo acontecido hubiese sido sólo un instante en su vida.
Otro caso es el de Juan de la Cruz, quien nació en 1572; perteneció a los carmelitas descalzos, orden creada por Santa Teresa de Jesús. Centrado en su sencillez y humildad como uno de sus principios, fue injustamente juzgado por esa condición y encerrado durante nueve meses en un lugar antes usado como letrina, con una oscuridad profunda durante la noche y escasa luz de día, suficiente para que escribiera el reconocido Cántico espiritual, un extraordinario poema de calidad excepcional, una joya de la literatura española.
Francisco de Quevedo no escapó de las injusticias en su adultez. En su infancia para evadir a los molestos niños del reino en donde sus padres servían en altos cargos se refugió en los libros; al morir sus progenitores queda a cargo de un familiar, pasó por varios colegios hasta llegar a inclinarse por la teología que no culmina y donde también aprende lenguas antiguas y modernas. Diestro con los sonetos, la narrativa y el teatro pasa su vida cerca de la aristocracia hasta que a la edad de cuarenta años cae el duque de Osuna y él es desterrado a la Ciudad Real, casi veinte años después siendo él un anciano es acusado de espía de Francia, en ese entonces se le conocía como “murmurador y confidente”. Confinado en el convento de San Marcos pasó un poco más de cuatro años, inicialmente incomunicado y sin la posibilidad de escribir pero al paso del tiempo contaba con lo necesario para hacerlo al grado de lograr algunas de sus grandes obras en prisión como Providencia de Dios y Vida de San Pablo.
Como podemos ver en esta primera entrega que abarca los siglos XVI y XVII, la mayoría de los escritores presos tuvieron en la soledad del encierro forzoso el tiempo para la reflexión, la profundidad y el silencio donde las ideas fluyeron victoriosas rompiendo el cerco de la cárcel y sus obras ahora son referentes indiscutibles de la literatura en el idioma español.
Xalapa2000@hotmail.com

DRAE

“El ‘Diccionario de la lengua española'

 ya solo será digital”

Francisco Javier Pérez, secretario de las academias de la lengua, llega invitado por la organización costarricense
Por: Víctor Hurtado Oviedo Hace 18 horas
Francisco Javier Pérez dictará una conferencia sobre “La lengua española hoy” el miércoles 22, a las 5 p. m., en la Universidad de Costa Rica. Fotografía: Cortesía de la RAE para La Nación.
Francisco Javier Pérez dictará una conferencia sobre “La lengua española hoy” el miércoles 22, a las 5 p. m., en la Universidad de Costa Rica. Fotografía: Cortesía de la RAE para La Nación.
Ya no volverá a imprimirse el Diccionario de la lengua española (DLE), antes conocido como Diccionario de la Real Academia Española (DRAE). Ahora se trabaja en la próxima edición, pero será únicamente digital y se la escribe “desde cero”, informó Francisco Javier Pérez, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua (ASALE).
Pérez visitará Costa Rica invitado por la Academia Costarricense de la Lengua (ACL). El miércoles 22, a las 5 p. m., dictará una conferencia sobre “La lengua española hoy”; será en el auditorio de la Biblioteca de Ciencias de la Salud de la Universidad de Costa Rica.
Pérez es un lingüista venezolano y substituye al cubano Humberto López Morales. Fue elegido por unanimidad en México en el 2015 durante un congreso de la ASALE, que reúne a 23 academias nacionales. La Real Academia Española (RAE) y la ASALE han copublicado una Ortografía, una Gramática, un Diccionario de americanismos y el Diccionario panhispánico de dudas.
El visitante fue presidente de la Academia Venezolana y desarrolla una notable trayectoria como catedrático e investigador. Pérez ha publicado más de 15 libros de historia y de lingüística, entre los que figuran el Diccionario histórico del español de Venezuela y El lexicógrafo inadvertido: Alejandro de Humboldt y su exploración lingüística.
Conversamos con él:
–¿Cuáles son los motivos de su viaje a Costa Rica?
–El motivo central de mi viaje es cumplir con la visita institucional que el secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española debe hacer a cada corporación para evaluar, junto a los académicos de cada país, las políticas panhispánicas de la Asociación.
–¿Cuál es la utilidad de la academias de la lengua?
–Las academias son instituciones que están llamadas a servir de orientación sobre el uso de la lengua. Ajenas a todo purismo, buscan describir y señalar las posibilidades expresivas de la lengua y proponer los mejores usos, que son siempre los que los hablantes privilegian dentro de las diversas opciones que una lengua como el español manifiesta.
“No será una versión en pantalla de lo hecho en papel, sino que se procederá desde cero a describir las voces, gracias a las muchas delicias que supone el formato digital de un diccionario”
–¿Cómo se admite una palabra en el DLE?
–El Diccionario de la lengua española se elabora siguiendo una metodología de trabajo que responde a criterios de aceptación de la diversidad, dentro de la notable igualdad del español. El camino de ingreso de una palabra en el diccionario puede ser rápido o muy demorado de acuerdo con los materiales que permitan documentar su uso y las maneras concretas en que ese uso se manifiesta.
”Cada propuesta es documentada y descrita en función de esas documentaciones y sometida a un largo proceso de revisión y estudio panhispánico que implica el reconocimiento de la voz en las distintas hablas nacionales y la propuesta de acepciones y modos semánticos en que esa misma voz se usa en los distintos países”.
–¿Se reimprimirá el DLE?
–Ya no. La edición 24 del DLE será digital y de nueva planta. Es decir, no será una versión en pantalla de lo hecho en papel, sino que se procederá desde cero a describir las voces, gracias a las muchas delicias que supone el formato digital de un diccionario: múltiples entradas, eliminación del orden alfabético, posibilidad de aportar muchas informaciones sobre las palabras y frases, imposible en el formato tradicional de los diccionarios.
–¿Qué es la pobreza lingüística?
–El uso pobre de la lengua es el desperdiciar las muchas opciones expresivas que la lengua nos ofrece. No lo veo como incorrecciones en el uso, sino el no entender las mejores posibilidades para el uso efectivo de la lengua. Todo lo que huela a purismo lingüístico queda descartado.
–¿Cuál es la diferencia que hay entre orientar al hablante y normar el idioma?
–La norma es un resultado de la lengua, en donde los hablantes nos reconocemos, frente a la orientación, que es un recurso didáctico para que la norma se mantenga.
–¿Prefiere las gramáticas descriptivas o las normativas, o hay un punto medio?
–Las descriptivas siempre. No hay punto medio pues representan extremos que no pueden congeniar.
–Si el DLE no es normativo, ¿en qué se diferencia del Diccionario Vox?
–Al contrario, al entenderse como el más representativo diccionario de nuestra lengua, el DLE es moderadamente normativo. La aceptación de voces está sujeta a criterios que reflejen que las voces que están allí deben permitir el más fiel retrato léxico de la lengua.

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