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segunda-feira, 11 de maio de 2015

PANAMÁ

Inferencias, estupideces y la realidad

lunes 11 de mayo de 2015 - 12:01 a.m.Pero en alguna parte de mi sentido de responsabilidad con el idioma, no me justifico
Inferencias, estupideces y la realidad
Inferencias, estupideces y la realidad
Ernesto A. Holder
opinion@laestrella.com.pa

No escapo a la costumbre (mala por cierto) de decir una palabra o una frase en inglés cuando la mente me traiciona en medio de una diálogo y no encuentro la palabra adecuada en español para redondear la idea. Ah, pero tengo algunas buenas excusas. Por más de treinta años he tenido que recurrir al inglés para mis labores profesionales. Una parte considerable de mi educación post grado ha sido sustentada por textos y material didáctico producidos en ese idioma y, como si eso no fuera suficiente, el español en realidad es mi segunda lengua. Como dijera el profesor Gerardo Maloney ‘Lo aprendimos en la escuela, en los barrios, en la rutina diaria, porque nacimos y dimos nuestros primeros pasos por el mundo de los sentidos, nombrando las cosas en inglés'.
Pero en alguna parte de mi sentido de responsabilidad con el idioma, no me justifico. En las interacciones cotidianas la comunicación para construir puentes de entendimiento (en el salón de clases, el banco, el supermercado o con el policía en la calle) no debe dejar dudas de nuestras motivaciones. Cuando gran parte de la sociedad ve como una estupidez que merece toda la burla que ha desatado el comportamiento de una de las damas grabadas en video por un incidente ocurrido con la Policía Nacional, a media noche en la avenida Balboa, para mí hay una serie de inferencias que atentan contra nuestra paz y bienestar social; y, debemos tener cuidado, y observar con preocupación como ya dije, las motivaciones. Y ¿cuáles son esas motivaciones? Son más perversas de lo que pensamos.
Hay sectores que insisten en promover que no hay un problema social en Panamá o un problema racial. Sí lo hay. Existe una capa social que siente —y se sustenta sobre conductas corruptas regidas por el tráfico de influencias— que están por encima de los reglamentos y de las leyes. Peor cuando en público dejan claras evidencias de que ese señalamiento es así. Son mejores o más importantes que el resto de los nacionales. Si así es en público ¿qué dirán en privado?
No importa la gravedad o nivel de la falta: comienzan por el bien conocido ‘Usted no sabe quién soy yo'; primer intento por disminuir al funcionario, sea este oficial de la policía o empleado de alguna institución del Estado. De allí pasan a ‘Deme su nombre', a sacar el celular para hacer una llamada que debe intimidar al funcionario, y si estas acciones tienen pocos efectos sumados o por separados, pasan a la vociferación y los insultos. Allí es donde comienza a salir el verdadero Yo de la persona: sus actos, gestos y ante todo, lo que sale de su boca, las distinciones de clase, color de piel o estatus económico o social.
Si una panameña con un automóvil de marca regular, un poco más pintadita de piel y residente de ‘San Miguelito', por ejemplo, se hubiera comportado como lo que vimos en el video, todos sabemos que los resultados hubieran sido otros. No es que lo diga yo, desde que se dio el incidente es tema de discusión en varios medios que permiten interacción con el público. La misma joven del video pone distancia social entre los policías, los periodistas y ella y su familia. Infiere (o deja claramente establecido) que son de otro nivel social y para supuestamente hacer más ancho esa distancia social, habla en inglés.
Esas reacciones de superioridad (la de la hermana de Dalila) provocan otras reacciones; y allí es en donde los que quieren sustentar que no hay problemas sociales y raciales en Panamá, deben mirar con cuidado. Vuelvan al tema de los hermanos Dely Valdés hace un par de años, cuando no lograban clasificar al equipo de Panamá al mundial. El color de su piel figuró sobremanera en la discusión general. Igual, el tema del joven Raphael Buchanan que quiere ser piloto de aviación, a pesar de que la información que tengo sobre el caso no tiene nada que ver con su negritud o su estrato social.
En la realidad de un país multicultural y multiétnico debe quedar bien claro que cuando se comete una falta, el castigo es certero para todos, para que no se intente intimidarnos con inferencias desacertadas y estupideces. En español, inglés o cualquier otro idioma.
COMUNICADOR SOCIAL.
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‘En la realidad de un país multicultural y multiétnico debe quedar bien claro que cuando se comete una falta, el castigo es certero para todos...'

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