Translate

terça-feira, 28 de abril de 2015

LA LENGUA VIVA




El tiempo no existe


En nuestra lengua (y en otras muchas) manejamos tres tiempos verbales:pasado, presente y futuro. Lo hacemos de forma automática para referirnos a acciones que han sucedido, que se están ejecutando o que se harán después. A los niños les cuesta un poco establecer ese continuo de antes, ahora y después. Cuando juegan, pueden decir "yo era bombero" para referirse a algo imaginado y,
por tanto, futuro.

En la conversación cotidiana decimos, por ejemplo, "mañana vengo" para indicar una acción futura. En otros idiomas cercanos (por ejemplo, en catalán o en inglés) se dice el equivalente a "mañana vendré", que parece más lógico. Pero esa mezcla del futuro y el presente proporciona a la frase en castellano una determinación muy firme. Es como decir que "te prometo que mañana vendré". En ocasiones los historiadores dan a los sucesos pretéritos una impresión de actualidad, de importancia, como si los estuviéramos viviendo. Por ejemplo, “Colón descubre América”. El tiempo presente es el normal en los escritos más o menos abstractos.

Nuestro tiempo se caracteriza por el presentismo, una ilusión de realismo por la que creemos olvidarnos del pasado y descartamos las preocupaciones por el futuro. Pero lo que creemos presente no es más que un corte virtual entre la memoria del pasado y lo que nos espera en el porvenir inmediato. Por tanto, si bien se mira, el presente no existe. Sin darnos cuenta, la realidad actual deja de serlo en cuanto la vivimos. Pasa entonces a albergarse en el almacén de la memoria.


Pero el recuerdo del pasado es también muy engañoso. Imaginamos que tal cosa sucedió como la recordamos, pero es sabido que la memoria es sumamente selectiva. Es decir, recordamos lo que nos apetece y como nos interesa. De tal manera se producen esas desviaciones que resulta muy difícil certificar lo que realmente ocurrió. Además, tampoco coinciden del todo los recuerdos de los diferentes testigos. Lo siento por los historiadores, pero los sucesos del pasado nunca sabremos realmente cómo fueron. Incluso los testimonios escritos tampoco resultan del todo fiables; admiten varias versiones e interpretaciones. Todo el mundo sabe que en los juicios los testigos mienten de forma consciente o inconsciente. Es más, el juez o el fiscal no saben a qué carta quedarse si sospechan que un testigo ha dicho la verdad. Desde luego, resulta una simpleza que diga "la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad". Parece mentira que se pueda jurar una cosa así. Menos mal que para nosotros eso es solo en las películas americanas.

Entonces, ¿el futuro es lo más cierto? Hasta cierto punto, sí. Mis pensamientos actuales se tejen con el propósito de lo que voy a hacer a continuación. Nuestra mente está continuamente planificando el inmediato futuro cotidiano. Es casi imposible pensar sin esa determinación continua. El futuro a más largo plazo lo mezclamos inevitablemente con nuestros deseos. Los pronósticos más o menos serios o científicos suelen teñirse de esa contaminación volitiva. Total, que el futuro tampoco resulta real. Nos encontramos ante una figuración más.

La conclusión puede parecer desoladora. No es para menos. Si no existe propiamente el pasado, y tampoco el presente o el futuro, entonces el tiempo es una quimera, una ilusión. Algo de eso es lo que quiero decir. La medición del tiempo es tan convencional como poner los relojes en hora de acuerdo con el huso horario que nos toca. De ese modo el tiempo que es responde a una convención, el paso regular de los infinitos tictacs según el lugar que ocupamos en la Tierra.

Encima, en castellano (y en latín y otros romances) se añade el "tiempo (atmosférico) que hace". Es una magnífica observación, la de que los meteoros se muestran con un ritmo cronológico, lo que los hace bastante previsibles. O lo que es parecido, que los acontecimientos se suceden de forma cíclica, no lineal. Así hay menos sorpresas. Por eso también la experiencia es un grado.

Nenhum comentário:

LA RECOMENDACIÓN DIARIA:

  LA RECOMENDACIÓN DIARIA gepetear , neologismo válido   El verbo  gepetear  es un neologismo válido que se emplea en ocasiones con el senti...