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terça-feira, 18 de fevereiro de 2014

LA LENGUA VIVA







El asombro de Katherina
Amando de Miguel en Libertad Digital - España


Mi colega alemana Katherina Holstein (Karen para los amigos) me envía correos cada vez más cargados de observaciones de lo que anota a partir de los programas hablados de la tele española. Se asombra de que el español por fin haya roto el temor a fabricar palabras a partir de otras, como se hace en alemán con toda naturalidad. Por ejemplo, en un programa de TVE aparece una socióloga, líder de los movimientos sociales, que habla de "dualización". Es un hallazgo. Añado que para Karen estará claro el palabro, pero apuesto a que el 80% de los televidentes españoles ignora lo que significa.

Más imaginativo es el rizo que da Cayo Lara al lenguaje cuando declara en la tele: "La infanta debe ser tratada como cualquier hijo de vecino o de vecina". Karen se alegra de esa corrección del lenguaje machista, pero se pregunta por qué don Cayo no la completa. Así, debería decir: "Como cualquier hijo o hija de vecino o de vecina".

Karen se congratula igualmente de la tendencia de los que aparecen en la pantalla azul y alargan todo lo posible las palabras y expresiones. Por ejemplo: "Punto y final" (= punto final), "anteriormente" (= antes), "posteriormente” (= después). Si sigue así la cosa llegaremos a la longitud de las palabras que ha conseguido el alemán. Eso da prestigio.

Menos le gusta a Karen el contagio del inglés por el que se fuerza a poner el verbo al final. Por ejemplo, "la igualdad es posible" (= es posible la igualdad) o "protestar sí sirve" (= sí sirve protestar). Comunico a mi colega que esas formas anglicanas suelen introducirlas sobre todo las personas que no saben inglés.

Se maravilla Karen del estilo rotundo de los políticos españoles. Por ejemplo, "En Navarra el PSOE soy yo" (dicho por un dirigente socialista) o "El PP o la nada" (emitido por una dirigente del PP). Es lo que ahora se llama ser “contundente", el adjetivo de moda, que Karen ha anotado por docenas. Le digo que es una palabra comodín, es decir, significa muchas cosas, todas buenas para el que la emplea.

Karen es muy aficionada a los documentales de TVE en el segundo canal. En uno de ellos se ha topado con esta aclaración: "Los antiguos griegos llamaban a los hipopótamos 'caballos de río'". No es así, claro. Los llamaban hipopótamos, que para nosotros quiere decir "caballos de río".

Me pregunta la alemana por la insistencia en la coletilla "como no puede ser de otra forma", que tanto se repite en los que hablan por la tele. Le indico un truco para interpretar esa frase. Consiste en imaginar que sí puede ser de otra forma. Así se entiende perfectamente lo que quieren decir.

Karen se asombra de las vueltas que dan los políticos a la palabra España para no pronunciarla. En su lugar se valen de atrevidos circunloquios. Este de Felipe González de hace unas semanas ha ganado el concurso. Para no pronunciar la palabra tabú, el sevillano se ha referido al "espacio público compartido". Supongo que se podría traducir al alemán con una sola voz sesquipedálica.

Le envío a Karen una frase antológica que acabo de oír en la tele: "Mi formación católica me impide ser pesimista". El autor: José Antonio Durán y Lérida, ahora Josep Antoni Duran i Lleida. Es toda una contribución a la Teología.

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