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terça-feira, 18 de junho de 2013

Saramago en su tierra


Tres años después de su muerte la presencia del Nobel sigue en Lanzarote
JUAN CRUZ en El País - España


La viuda de José Saramago, Pilar de Río (a la izquierda),con autoridades locales durante la inauguración de la escultura en homenaje al escritor en una rotonda junto a la que fue su residencia en la localidad de Tías. / JAVIER FUENTES (EFE)

Pilar del Río, la viuda de José Saramago, quiso que la memoria del Nobel siguiera ligada a Lanzarote y tres años después de su muerte, a pesar del desdén de las autoridades estatales y canarias sobre el legado del autor de Cuadernos de Lanzarote, ahí siguen, en el municipio de Tías, la casa (“A Casa”) y la biblioteca del escritor.

Hoy se cumplen esos tres años de la muerte del portugués de Azinhaga, que conoció a la periodista y escritora, y ahora traductora, Pilar del Río, se enamoraron y decidieron irse a vivir a Lanzarote, donde ella tenía una hermana. La casa, que ahora está abierta al público, igual que la biblioteca que ambos atesoraron, se fue construyendo poco a poco; se dice que el propio Saramago contribuyó a hacerla, piedra a piedra. En su porche, mirando hacia Fuerteventura, donde vivió otro trasterrado, Miguel de Unamuno, y en medio de la diatriba que hubo en Portugal en torno a la novela El Evangelio según Jesucristo, Saramago exclamó un día:

--Me podrán negar todo, pero nadie me quitará este aire.

Lanzarote fue la otra patria de Saramago. Por eso Pilar del Río no quiso que a la muerte de su marido, cuyas cenizas fueron esparcidas en Portugal, y en Lisboa tuvieron efecto las exequias, esas pertenencias que le unían a este territorio (la casa, la biblioteca) fueran selladas para siempre.

Su voluntad de permanecer aquí con esos recuerdos, abriéndolos al público, chocaron desde el principio y hasta ahora mismo con la despreocupación activa de las autoridades canarias y estatales, que no han considerado pertinente poner en valor el patrimonio que el escritor legó a la isla de César Manrique. Hasta este último 15 de junio no consiguió la Fundación Saramago que la localidad de Tías, donde se ubican A casa y la biblioteca, fuera señalizada convenientemente para que los posibles visitantes de estos lugares por los que transitó el escritor encontraran fácilmente accesible el camino por el que discurrió aquí la vida y la obra de Saramago.

Ahora ya hay una rotonda que indica por dónde ir; Pilar del Río dio la frase que, además, indicara en el sitio lo que para Saramago era Lanzarote: “No es mi tierra, pero es tierra mía”. Son legendarias las fotografías en las que se le ve caminando por la lava, así como sus numerosos textos sobre Lanzarote, a la que dedicó no sólo esa dedicación literaria; además Saramago colaboró activamente con la Fundación César Manrique, que prolonga en la isla la labor ecológica, artística y política que desarrolló el famoso artista lanzaroteño para impedir que Lanzarote fuera predio de los depredadores. José Saramago siguió, ahí y en todas partes, siendo altavoz del compromiso de Manrique, hasta su muerte hace tres años.

Desde 1993, cuando la pareja se fue a vivir a Lanzarote, Saramago escribió numerosas novelas, artículos y diarios en Lanzarote. Lo hacía en el altillo de la casa en la que ahora siguen sus objetos, sus cuadros y los lugares donde pasó sus años de lucha y de sosiego. Poco antes de morir, tras una batalla que libró, como él decía, “gracias a la fuerza de Pilar”, se despedía con la caballerosidad de un hombre que nunca sublimó su dolor: “Até amanhá!”. A su muerte, Lanzarote lo consideró suyo, como demuestran aún sus habitantes, y Portugal lo acogió como el hombre que fue, un ciudadano ejemplar y comprometido. Aún está por ver que las autoridades españoles que tendrían que ayudar a que su legado sea patrimonio público entiendan que Saramago tuvo dos patrias, y en ninguna de las dos se sintió ajeno. Ahora ya se sabe por donde se va a A Casa en Tías. Durante tres años, al menos, ese fue un sitio casi clandestino en la isla.

LA SÁTIRA


Al c... de su p... madre
Fray Josepho en Libertad Digital - España


Juan Manuel Sánchez Gordillo

Este domingo, el parlamentario andaluz Juan Manuel Sánchez Gordillo soltó un discurso en el que pidió (¡gritó!) que "la Europa de los mercaderes se vaya al coño de su puta madre". Literal.

"Las partes de su mami cortesana.
De su progenitora vil, la almeja.
La concha de su pelandusca vieja
o su materna vulva de fulana.

La txirla de su amatxo barragana.
De su ascendiente, el chirri de pelleja.
El maternal parrús de su vulpeja
o er shosho de su mare casquivana".

Pudiendo decir esto, que es sencillo,
quisiste, Juan Manuel Sánchez Gordillo,
llenar de acentos líricos tu vaso.

¡Poeta y andaluz! ¡Ya estás, sin duda,
–con Bécquer, Juan Ramón y Luis Cernuda–,
en la gloriosa cumbre del Parnaso!

¿Por qué Brasil y ahora?


JUAN ARIAS 17 - El País - España

Está generando perplejidad, dentro y fuera del país, la crisis creada repentinamente en Brasil por el surgir de las protestas callejeras, primero en las ricas urbes de São Paulo y Río, y ahora extendiéndose a todo el país e incluso a los brasileños en el exterior.

Por el momento son más las preguntas para entender lo que está aconteciendo que las respuestas a las mismas. Existe solo un cierto consenso en que Brasil, envidiado hasta ahora internacionalmente, vive una especie de esquizofrenia o paradoja que aún debe ser analizada y explicada.

Empecemos por algunas de las preguntas:

¿Por qué surge ahora un movimiento de protesta como los que ya están casi de vuelta en otros países del mundo, cuando durante diez años Brasil vivió como anestesiado por su éxito compartido y aplaudido mundialmente? ¿Brasil está peor hoy que hace diez años? No, está mejor. Por lo menos es más rico, tiene menos pobres y crecen los millonarios. Es más democrático y menos desigual.

¿Cómo se explica, entonces, que la presidenta Dilma Rousseff, con un consenso popular de un 75%, -un récord que llegó a superar al del popular Lula da Silva-, pueda ser abucheada repetidamente en la inauguración de la Copa de las Confederaciones, en Brasilia, por casi 80.000 aficionados de clase media que pudieron darse el lujo de pagar hasta 400 dólares por una entrada?

¿Por qué salen a la calle a protestar por la subida de precios de los transportes públicos jóvenes que normalmente no usan esos medios porque ya tienen coche, algo impensable hace diez años?

¿Por qué protestan estudiantes de familias que hasta hace poco no hubiesen soñado con ver a sus hijos pisar una universidad?

¿Por qué aplaude a los manifestantes la clase media C, llegada de la pobreza y que por vez primera en su vida han podido comprar una nevera, una lavadora, una televisión y hasta una moto o un coche de segunda mano?

¿Por qué Brasil, siempre orgulloso de su fútbol, parece estar ahora contra el Mundial, llegando a empañar la inauguración de la Copa de las Confederaciones con una manifestación que produjo heridos, detenciones y miedo en los aficionados que acudían al estadio?

¿Por qué esas protestas, incluso violentas, en un país envidiado hasta por Europa y Estados Unidos por su casi nulo desempleo?

¿Por qué se protesta en las favelas donde sus habitantes han visto duplicada su renta y recobrada la paz que les había robado el narcotráfico?

¿Por qué, de repente, se han levantado en pie de guerra los indígenas que poseen ya el 13% del territorio nacional y tienen al Supremo siempre al lado de sus reivindicaciones?

¿Es que los brasileños son desagradecidos a quiénes les han hecho mejorar?

Las respuestas a todas esas preguntas que producen en tantos, empezando por los políticos, una especie de perplejidad y asombro, podrían resumirse en pocas cuestiones.

En primer lugar se podría decir que, paradójicamente, la culpa es de quien les dio a los pobres un mínimo de dignidad: una renta no miserable, la posibilidad de tener una cuenta en el banco y acceso al crédito para poder adquirir lo que fue siempre un sueño para ellos (electrodomésticos, una moto o un coche).

Quizás la paradoja se deba a eso: al haber colocado a los hijos de los pobres en la escuela, de la que no gozaron sus padres y abuelos; al haber permitido a los jóvenes, a todos, blancos, negros, indígenas, pobres o no, ingresar en la universidad; al haber dado para todos accesos gratuito a la sanidad; al haber librado a los brasileños del complejo antaño de culpa de “perros callejeros”; al haber conseguido todo aquello que convirtió a Brasil en solo 20 años en un país casi del primer mundo.

Los pobres llegados a la nueva clase media han tomado conciencia de haber dado un salto cualitativo en la esfera del consumo y ahora quieren más. Quieren, por ejemplo, unos servicios públicos de primer mundo, que no lo son; quieren una escuela que además de acogerles les enseñe con calidad, que no existe; quieren una universidad no politizada, ideologizada o burocrática. La quieren moderna, viva, que les prepare para el trabajo futuro.

Quieren hospitales con dignidad, sin meses de espera, sin colas inhumanas, donde sean tratados como personas. Quieren que no mueren 25 recién nacidos en 15 días en un hospital de Belem, en el Estado de Pará.

Y quieren sobre todo lo que aún les falta políticamente: una democracia más madura, en la que la policía no siga actuando como en la dictadura; quieren partidos que no sean, en expresión de Lula, un “negocio” para enriquecerse; quieren una democracia donde exista una oposición capaz de vigilar al poder.

Quieren políticos con menor carga de corrupción; quieren menos despilfarro en obras que consideran inútiles cuando aún faltan viviendas para ocho millones de familias; quieren una justicia con menor impunidad; quieren una sociedad menos abismal en sus diferencias sociales. Quieren ver en la cárcel a los políticos corruptos.

¿Quieren lo imposible? No. Al revés de los movimientos del 68, que querían cambiar el mundo, los brasileños insatisfechos con lo ya alcanzado quieren que los servicios públicos sean como los del primer mundo. Quieren un Brasil mejor. Nada más.

Quieren en definitiva lo que se les ha enseñado a desear para ser más felices o menos infelices de lo que lo fueron en el pasado.

He escuchado a algunos decir: “¿Pero qué más quiere esta gente?" La pregunta me recuerda la de algunas familias en las que después de dar todo a los hijos, según ellos, estos se rebelan igualmente.

Se olvidan a veces los padres de que a ese todo le faltó algo que para el joven es esencial: atención, preocupación por lo que él desea y no por lo que a veces se le ofrece. Necesitan no solo ser ayudados y protegidos, llevados de la mano, quieren aprender a ser ellos protagonistas.

Y a los jóvenes brasileños, que han crecido y tomado conciencia no solo de lo que tienen ya, sino de lo que aún pueden alcanzar, les está faltando justamente que les dejen ser más protagonistas de su propia historia, más aún cuando demuestran ser tremendamente creativos.

Que lo hagan, eso sí, sin violencia añadida, que violencia ya le sobra a este maravilloso país que siempre prefirió la paz a la guerra. Y que no se dejen coptar por políticos que intentarán montarse sobre su caballo de protesta, para vaciarla de contenido

En una pancarta se leía ayer: “País mudo es un país que no muda”. Y también, dirigido a la policía: “No disparéis contra mis sueños”. ¿Alguien puede negar a un joven el derecho a soñar?.

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Hasán Ruhaní, nombre del presidente electo de Irán




En las noticias sobre las recientes elecciones iraníes el nombre aparece escrito de formas muy diversas: «El presidente de Rusia felicitó hoy a Hassan Rouhani por su victoria» y «Tras la victoria de Hassán Rohani, surge la duda de si el nuevo mandatario podrá mejorar las relaciones diplomáticas».

Sin embargo, al transcribir el nombre Hasán es preferible no duplicar la ese, y la forma del apellido que mejor se adapta al español es Ruhaní, no Rohaní o Rouhaní, según la información sobre la pronunciación facilitada por Embajada de Irán en España; ambos elementos se acentúan en la última sílaba y por ello llevan las tildes que les corresponden.

En cuanto a la h, la Ortografía autoriza el empleo de esta letra para designar un sonido aspirado similar al de la jota (como en hámster o saharaui), por lo que es válido su uso en las transcripciones para así reflejar de modo más fiel la pronunciación original.

Lorca-Dalí, amor por carta


El dibujo «Lorca-Dalí», realizado por Salvador Dalí y fechado en 1926, es una de las aportaciones inéditas del libro de Fernández. Copyright Enrique Sabater

Carlos Sala - La Razón - España.

¿Qué podrían decirse por carta dos personajes de la talla de Salvador Dalí y Federico García Lorca? ¿Son simples cartas o pequeños apéndices a sus grandes obras maestras? ¿Cuál era su relación? ¿Cómo cambió durante los años? ¿Hubo algún atisbo de traición en su amistad? A todas estas preguntas contesta «Querido Salvador, querido Lorquito» (Elba), libro que por primera vez recoge la correspondencia entre estos dos genios y que ayuda a clarificar una relación que los marcaría a ambos de por vida.

El estudioso y periodista Víctor Fernández ha recopilado en un volumen todas las cartas entre ambos que todavía se conservan y, junto con una serie de documentos inéditos, ha dibujado el mapa de una relación histórica, teñida desde sus inicios con una nube de malentendidos y desencuentros. «Sobre todo, quería que estas cartas sirviesen para demostrar que en ningún caso Dalí traicionó a Lorca. Hubo un distanciamiento, pero nunca abandonó a su amigo. La enfermera que trató al pintor en sus últimos días afirma que, de lo que balbuceaba antes de morir, lo único que se entendía era "mi amigo Lorca"», comentó ayer Fernández.

El libro incluye, además, cartas de Lorca a Anna Maria Dalí, al padre del pintor y a Lidia de Cadaqués. También hay una reproducción de un dibujo inédito de Dalí en el que se distingue con claridad la cabeza de Lorca, y ciertas cartas hasta ahora semi olvidadas, como una en que el artista le escribe al poeta hablándole del «Ulises» de Joyce. «Vemos la evolución de su amistad. Cómo Dalí, menor que Lorca, al principio bebe del poeta, mientras que éste intenta seducirlo fascinado por su locura y brillantez. No son sólo cartas, son pequeñas obras de arte de dos grandes intelectos intentando dar lo mejor de sí», afirma Fernández.

Entre los documentos nunca o casi nunca vistos antes destaca una hoja de carta de la finca de Coco Channel, donde Dalí se hospedó en varias ocasiones, y en la que el pintor dibuja a Lorca, años después de su muerte, reforzando la idea de que su recuerdo nunca se esfumó de su cabeza. «Se ha querido entender su grito de "¡Olé!", cuando conoce la muerte del poeta como una exclamación de aplauso, pero fue todo lo contrario. En una de las cartas explica cómo era una señal de respeto, como los desgarros flamencos del cante jondo», dijo Fernández, quien señaló que en el libro se descubre cómo Dalí siempre se sintió culpable de la muerte del poeta. «Aseguraba que le había invitado a acompañarle a Italia cuando lo asesinaron, que si se hubiese ido con él, no estaría muerto», comentó el periodista.

Una ópera juntos

Según el autor, a la relación le ha afectado todo el sensacionalismo que rodea a los personajes y que se ha querido instrumentalizar su amistad. La idea de un amor homosexual no correspondido y de un enfrentamiento intelectual, con Buñuel de por medio, parece más atractiva que una amistad con altibajos. «Preparaban una ópera juntos y si Lorca no hubiese muerto, seguro que hubiesen vuelto a colaborar. Eran personajes antagónicos, pero atraídos uno por el otro por una fuerza excepcional. Lorca siempre apoyó a Dalí y viceversa. Colaboraron juntos en «Mariana Pineda», Dalí diseñando los decorados. Y los versos de Lorca en "Oda a Salvador Dalí" están considerados como los mejores a la hora de hablar de la amistad», concluye Fernández.

IDIOMA ESPAÑOL

Algunos males no menores en el uso del lenguaje
Francisco Muñoz Guerrero *
Academia Norteamericana de la Lengua Española


El lenguaje no es un ente estático, sin mudanza, sino una estructura viva que se hace, cambia y fortalece con el uso. El lenguaje se moldea en la calle —y en las páginas de los buenos libros— y son los hablantes los encargados de darle forma.
Es así como se convierte en el elemento de comunicación verbal y escrita con el que las personas nos relacionamos y ponemos de manifiesto aquello que pensamos o sentimos. Es decir, el lenguaje es uno de los componentes que integran las agrupaciones humanas como parte activa de su desarrollo y evoluciona a la par que estas, por lo que sería un intento baldío —y contraproducente— tratar de detener su progreso.
Su condición de elemento vivo lo hace permeable a las circunstancias del medio en que se desarrolla, en el cual, a su vez, deja sentir su influencia. Se establece así una correspondencia biunívoca, recíproca, una especie de simbiosis en la que cada parte saca provecho de esa reciprocidad: los hablantes se sirven del lenguaje y este se nutre con las
aportaciones de aquellos.
Aparecen de este modo nuevas formas de expresión, palabras y frases nuevas que sirven para nominar lo que necesita distinguido con un nombre para ser sustantivado, nombre que luego pasa al patrimonio lingüístico, que se enriquece con esta herencia. La
ciencia y la técnica —muy particularmente la informática— son buenos ejemplos de este intercambio.
Que el lenguaje puede ser objeto de mal uso es un hecho. Pensemos en esas expresiones hinchadas y altisonantes que a veces escuchamos o leemos. Es más que probable que quienes se sirven de ellas crean que están en la cima de la corrección cuando
lo cierto es que no solo no añaden nada al idioma sino que lo afean.
Muchos de esos desacertados usos son debidos a la pobreza de léxico y al poco cuidado de los hablantes, disculpables en cierta medida cuando se trata de capas sociales menos cultas pero inadmisibles en personas de mayor formación.
La divulgación de determinados empleos errados en los medios de comunicación o en los foros políticos puede llegar a convertirse en una anormalidad dañosa cuya consecuencia es un empobrecimiento paulatino de la lengua.
Para una comprensión más gráfica de lo dicho consideremos que el lenguaje, en tanto que elemento vivo, es un paciente al que se le pueden contagiar ciertas enfermedades debido a una praxis no adecuada en su tratamiento. En otras palabras, el uso
del lenguaje puede resultar aquejado de algunos males a los que nos vamos a permitir denominar con términos engañosamente médicos. Entre esos males se citan los siguientes:
mayusculitis, pleonasmitosis, filocomodinia, archisilabismo, extranjerosis, atilduria, eufemistosis, acomiasis, policomiasis y anarticulosis.
No se trata de una ordenación jerarquizada y sistemática, ni siquiera de una disposición por clases; no es más que una relación en la que no existe prelación alguna de un elemento sobre otro. Por lo demás, no responde a ningún criterio normativo gramatical
ni ortográfico sino a una mera nominación figurada y, hasta cierto punto, jocosa.
En este trabajo nos vamos a referir al primer componente de esa lista.
MAYUSCULITIS
En un imaginario Vademécum de males inherentes al uso inapropiado del
lenguaje podríamos encontrar la siguiente definición para esta dolencia lingüística:
mayusculitis.
(Del lat. maiuscŭlus, dim. de maior, e -itis).
f. Hinchazón del enunciado escrito como consecuencia del empleo excesivo e
inadecuado de las mayúsculas, lo que deja el texto falto de despejo y lucimiento.
La propensión al mayusculeo se extiende a todos los sectores y no muestra una especial inclinación por alguno en concreto. La realidad que nos circunda está plagada de mayúsculas impropias, extemporáneas, desacertadas, discordes, inadecuadas,incongruentes, contrarias a la sana razón ortográfica, apostadas en las líneas de los textos como si quisiesen vigilar nuestras reacciones cuando nos encontramos ante ellas. Veamos
unos cuantos ejemplos sacado del día a día.
1) Texto impreso en el envase de una conocida marca de caldo de pollo
Caldo Casero de Pollo
Para elaborar un litro de este caldo, utilizamos los siguientes ingredientes: Agua, Pollo fresco 14%, Apio 0,5%, Patata 0,4%, Cebolla 0,2%, Zanahoria 0,2%, Puerro 0,2%, Grasa de Cerdo, Aromas Naturales (contienen huevo y apio), Sal y Especias.
(Obsérvense los signos de puntuación, la colocación del símbolo % unido a las cifras y la curiosa distribución del texto. Se supone que el envase y el mensaje comercial han sido diseñados por un publicista o un especialista en márquetin.)4
2) Cartel colocado en los pasillos de un acreditado hospital universitario
No se Permite la Estancia de Familiares en las Habitaciones y Pasillos durante la Visita Médica (de 9 a 13 Horas)
3) Valla publicitaria de un importante banco
Alquiler de Viviendas de 2 y 3 Dormitorios y Plazas de garaje
4) Calendario de mano de una empresa de radiotaxis
Facturación mensual a Empresas Cobro con Tarjetas Punto de Encuentro en Aeropuerto y Estaciones Solicitud de Taxi con Antelación
Viajes y Desplazamientos a Toda España

Como puede comprobarse, hay para todos los gustos. Para algunos —los llamados mayusculistas— las mayúsculas parecen gozar de unas propiedades casi místicas. Si a un sustantivo o a un adjetivo —e incluso a algún adverbio— no se les concede el privilegio
de disfrutar de la mayúscula inicial, es como si no existieran. A veces pienso que el mayusculista debe de experimentar una especie de éxtasis gramatical cada vez que mayusculea libremente; de otro modo no se explica tanto desaguisado ortográfico.
Lo imagino recorriendo absorto el laberíntico mundo de las palabras, pertrechados con una buena reserva de versales y versalitas, a la búsqueda de modestos nombres comunes para obrar el prodigio de transmutarlos en rutilantes nombres propios.
Admitámoslo sin ambages ni reservas: se trata de un acto de alta magia, de pura alquimia ortotipográfica.
El mayusculismo no deja de ser una mera fantasía visual que muestra su debilidad por la palabra escrita pero no por la palabra dicha, por la palabra sonora. No conozco a nadie que se exprese oralmente con mayúsculas y minúsculas. Esos textos tenazmente
maculados con grandes letras no dejan de ser textos ortográficamente anómalos cuya grafía falsamente apodíctica no se articula ni condice con el verdadero sentido del discurso, inútilmente deslucido en su presentación escrita a causa de un uso viciado de los
medios que la ortografía pone a nuestro alcance para escribir correctamente nuestra lengua.5
No se puede negar que las mayúsculas cumplen una función gramatical y que son necesarias cuando se emplean como es debido, esto es, con moderación, con buen criterio y con las pautas que la norma señala. Ningún exceso es bueno, por lo que es menester ser
cautos en su aplicación.
Su mundo es un mundo complicado y en parte bastante misterioso. El ortotipógrafo y lexicógrafo José Martínez de Sousa distingue nueve tipos de mayúsculas: estilística; diacrítica o diferencial; subjetiva; de proximidad; genuflexiva, reverencial o de
respeto; de ornato; de dignidad; de la publicidad, e intermedia o intercalada.1
Como se ve, casi hay una mayúscula para cada ocasión, pero eso no significa que su empleo deba ser arbitrario e insubsistente. Situaciones como las que recogen los ejemplos anteriores no solo resultan enojosas para el buen uso del lenguaje escrito sino
que pueden caer en lo grotesco. ¿Qué diferencia hay para un oyente entre Presidente y presidente, entre Teniente General y teniente general, entre Director General y director general, entre Ministro y ministro, entre Rey y rey, entre Rector Magnífico y rector magnífico, entre Arzobispo y arzobispo, entre Papa y papa, entre Secretario de Estado y secretario de Estado? ¿Es que acaso un abogado es menos abogado porque su profesión se escriba con minúscula? ¿O un ingeniero es menos ingeniero? ¿O un obispo es menos obispo? Evidentemente, no.
Aunque en rigor ciertos usos mayusculistas no puedan considerarse incorrectos, es importante tener presente lo que dice la Ortografía de la lengua española: «Conviene recordar siempre, sin embargo, que la mayúscula es la forma marcada y excepcional, por lo que se aconseja, en caso de duda, seguir la recomendación general de utilizar con preferencia la minúscula».2
Es más higiénico y más estético, añadimos nosotros.

Francisco Muñoz Guerrero ˂fmunoz.colontrece@gmail.com>
Exsecretario general de la Fundación del Español Urgente-Fundéu. Miembro correspondiente de la ANLE.
Escritor. Autor, entre otras, de las novelas El Bosque del Rey (Fundación Luis Ortega Bru) y Las colinas del
Edén (Random House / Mondadori). Esta última ha sido traducida a varios idiomas. La ANLE publicará
este otoño su novela El canto del gallo.


1 MARTÍNEZ DE SOUSA, JOSÉ: Diccionario de uso de las mayúsculas y minúsculas, 2.ª edición. Gijón:
Ediciones Trea, 2010.
2 RAE, ASALE: Ortografía de la lengua española, pág. 446

José Manuel Blecua:


«Engañar a través del lenguaje produce réditos electorales»
EFE@ABC_ES / MADRID

El director de la Real Academia Española considera «muy preocupante que en España se hayan aprobado siete leyes de Educación» y asegura que es imprescindible un pacto de Estado
EFE/ANGEL DÍAZ

El director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, cree que Noam Chomsky tenía razón cuando decía que "el lenguaje sirve también para engañar". Ese engaño forma parte del mensaje de los políticos, que no dejarán de "falsificar la realidad a través del léxico porque produce réditos electorales".

"El engaño a través del lenguaje seguirá, es inevitable", asegura Blecua en la entrevista que concede a Efe con motivo del tercer centenario de la RAE, en la que considera "imprescindible un pacto de Estado sobre la educación", dice que "haría mucha falta una ley de mecenazgo clara y eficaz" y hace hincapié en la función social de la Academia, que "no puede vivir aislada de la sociedad".

Esa función social estará muy presente en los actos del tercer centenario, que comenzarán a finales del próximo mes de septiembre, con una gran exposición en la Biblioteca Nacional, y culminarán en octubre de 2014 con la publicación de la nueva edición del Diccionario, cuya versión digital recibe unos 500 millones de consultas al año.

El centenario se celebrará "con austeridad pero con la dignidad que requieren tres siglos de existencia, sobre todo tres siglos de trabajo", señala Blecua, catedrático emérito del Departamento de Filología Española de la Universitat Autònoma de Barcelona y que dirige la RAE desde finales de 2010.

La austeridad viene impuesta por la crisis y por los sucesivos recortes de la asignación que la Academia recibe del Estado. El patrocinio de las empresas también "ha descendido", y si esta situación "durara mucho, habría que ir inventando soluciones nuevas", indica el director, antes de asegurar que "haría mucha falta una ley de mecenazgo clara y eficaz", para que los patrocinios "tuvieran compensaciones de distintos tipos".

"Hasta ahora, lo que hemos logrado salvar, y de eso estoy muy contento, es el funcionamiento de la asociación que agrupa a las veintidós Academias de la Lengua Española. Esto permite ver el futuro con mucha tranquilidad porque la dimensión americana es fundamental, y va a serlo más todavía en los próximos años ya que España supondrá menos del diez por ciento de los hispanohablantes y crecerán mucho Estados Unidos y México", afirma Blecua (Zaragoza, 1939).

En tiempos de crisis como los actuales, la utilización del lenguaje "puede ser intencionada", y, como dijo la Princesa de Asturias en un reciente seminario organizado por Fundéu y la Agencia EFE, "no es lo mismo decir ayudas que rescate, recesión por crecimiento negativo o reestructuración en vez de recortes".

"En el fondo -comenta Blecua- es la teoría del eufemismo; no son más que búsquedas léxicas que realizan normalmente los políticos y quienes los rodean a la hora de construir los mensajes, lo que llaman ahora 'los ejemplarios' que reciben por las mañanas los miembros de los partidos, con esas maneras de suavizar o de 'engañar', porque hay que utilizar el término de Chomsky".

En el mundo contemporáneo "el engaño está presente; el engaño seguirá, es inevitable. Una vez que se ha tomado ese registro de falsificar la realidad a través del léxico, no se va a abandonar porque eso produce réditos electorales", asegura.

Durante la entrevista, que tiene lugar en la sede de la RAE, el director se refiere a la función social de las Academias, que "no pueden vivir aisladas de la sociedad", y menos en los países hispanohablantes "con problemas de educación y de enseñanza".

Pero al mismo tiempo la RAE debe seguir con sus "competencias tradicionales", y una de ellas quedó establecida en el prólogo del Diccionario de 1726: "los académicos son jueces, no maestros". Es decir, explica Blecua, "juzgan las palabras, pero no pretenden enseñar nada".

La Academia "no debe suplir la enseñanza oficial", pero sí crear herramientas de consulta que ayuden a investigadores, profesores y alumnos. Por eso internet "es fundamental", dice el director, satisfecho de los más de 300.000 seguidores que la RAE tiene en Twitter y que van creciendo "a velocidad gigantesca".

Y debe contribuir a que "los hablantes se sientan seguros con su lengua", subraya Blecua, para quien la institución que dirige "tiene que ocupar el lugar que siempre ha tenido: respetada por la sociedad, discreta en sus actuaciones y, a ser posible, no siendo nunca noticia en la página de sucesos", afirma con humor.

Lo que también tiene claro es que las Academias "no pueden quedar al margen de los problemas de la educación, sobre todo en América", donde si no se crean "condiciones democráticas para el acceso al conocimiento, las desigualdades seguirán siempre".

A los 25 años Blecua ganó las oposiciones de instituto y en 1968 fue uno de los fundadores de la Universitat Autònoma de Barcelona, en la que ha ejercido como catedrático de Filología Española y ahora es profesor emérito. Ha sido "decano dos veces, vicerrector en los momentos dificilísimos de finales del franquismo", y también vio nacer el Instituto Cervantes.

Por eso, como docente, considera "muy preocupante que en España se hayan aprobado siete leyes de Educación" y asegura que "es "imprescindible un pacto de Estado sobre la educación", y siempre que tiene ocasión se lo dice al ministro de turno, como hizo recientemente con José Ignacio Wert.

"Creo que nuestra sociedad no es consciente de que aquí hay unos problemas muy serios: el abandono escolar es muy alto y la formación del profesorado es un problema gravísimo", señala Blecua, partidario de desterrar el tópico de que la universidad "puede dar una movilidad social, cuando ahora no lo da realmente".

"Quizá una buena formación profesional sería fundamental para el desarrollo y para resolver problemas de infraestructuras muy graves que tiene hoy la sociedad", apunta Blecua, quien elude pronunciarse sobre la nueva ley de Educación en lo relativo a la enseñanza del castellano en Cataluña.

Como director de la Academia, cree que esas decisiones "son políticas y son los políticos, elegidos democráticamente tanto en Cataluña como en el resto de España, los que deben resolver este problema"."Los ciudadanos tenemos nuestra opinión, nuestra crítica y la posibilidad de no elegirlos", concluye.

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE


bitcóin, bitcoines, adaptación al español de bitcoin, bitcoins

La forma bitcóin, plural bitcoines, es la adaptación al español de bitcoin, plural bitcoins, nombre de una moneda electrónica.

Sin embargo, aparece en los medios de comunicación de diversas formas: «Al contrario que la mayoría de las monedas, Bitcoin no depende de la confianza en ningún emisor central», «Los bitcoins son enviados fácilmente a través de Internet», «Los Bitcoins son una moneda virtual» o «… anunció que aceptará de nuevo donaciones mediante la moneda electrónica descentralizada “bitcoin”».

En español, este término inglés se adapta adecuadamente como bitcóin, plural bitcoines (pronunciado /bitcóin/, pl. /bitcóines/), y se escribe en minúscula y sin ningún resalte tipográfico, como ocurre con el resto de los nombres de las monedas (dólar, franco, yen): «Las autoridades monetarias de EE. UU. estudian regular el bitcóin».

Por otra parte, se encuentra en expresiones como fondos bitcoin, transacciones bitcoin, en las que se usa en aposición e invariable en plural; sin embargo, lo adecuado habría sido escribir fondos/transacciones en bitcoines o fondos/transacciones en bitcoins, si se prefiere el inglés, igual que «transacciones en dólares».

Si se desea utilizar las formas originales inglesas (bitcoin, bitcoins) ha de hacerse en cursiva o entrecomillándolas: «Los bitcoins empezaron a cotizar hace cinco años».

Como nombre del protocolo y de la red informática que lo sustenta, se trata de una marca, por lo que se escribirá en redonda, en singular y solo con la inicial en mayúscula: red Bitcoin o direcciones Bitcoin y no «Es posible generar de forma gratuita tantas direcciones BitCoins como deseemos».

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