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segunda-feira, 18 de novembro de 2013

La vida, entre consultas y tertulias poéticas







Por Graciela Melgarejo | LA NACION - Buenos Aires
Twitter: @gramelgar | Mail: lineadirecta@lanacion.com.ar |



El espíritu de la colmena se impone y el trabajo en equipo da buenos frutos. El escritor y periodista cultural Nino Ramella ha hecho los deberes y lo cuenta en el correo electrónico: "Consulta RAE. Rompe y rasga".

Escribe Ramella: "Tenía una duda. Consulté con la RAE. Les pregunté si la expresión correcta es «rompe y rasga» o «rompe y raja», y qué quiere decir exactamente, porque en la Argentina es común escuchar decir «de rompe y raja», referido a personas o hechos lujosamente provistos y que cuentan con gran cantidad de elementos costosos y cercanos al derroche". Una definición completísima.

La consulta recibió esta respuesta: "Le remitimos la siguiente información: figura en el DRAE « romper. [...] de rompe y rasga. loc. adj. coloq. De ánimo resuelto y gran desenfado». La expresión que usted nos indica no tendría razones para ser considerada incorrecta, pero la que ha fijado el uso general es la que registra el Diccionario académico. Reciba un cordial saludo. Departamento de «Español al día»Real Academia Española".

Concluye Ramella: "Me quedé pensando en que si, además de «americanismos», «regionalismos» y «localismos», no hay otra atomización, referida a nuestras propias familias y a nuestras propias casas. En Mar del Plata, una medialuna es dulce o salada; en Buenos Aires, de manteca o de grasa. Y en La Plata (juro que es cierto pues trabajé allí tres años), los géneros se confunden -y no por esa moda transgenérica que todo lo alcanza-: dicen «el diagonal». Alguna vez alguien me dijo (pero nunca lo escuché ni puedo dar crédito de que sea cierto) que algunos pobladores del Delta dicen «la canal»".

En el Nuevo diccionario lunfardo de José Gobello (Ediciones Corregidor, 1991) figura la expresión "rompe y raja". Considerada "popular", definida como "ánimo decidido y alardoso" y ejemplificada así: "Mozo de rompe y raja, González Tuñón, Tangos ".

Quizá la poesía pueda explicarlo todo, aun lo inexplicable. Por eso los poetas siguen reuniéndose. El jueves pasado, en el bar Lavalle Restó, en la esquina porteña de Lavalle y Rodríguez Peña, hubo tertulia de poetas: se presentó el libro El partido de bolos y otros poemas (Botella al Mar), del periodista y traductor Juan García Gayo. El lugar se había cerrado al público especialmente para la ocasión (la dueña de casa también es poeta), y Alejandrina Devescovi, como editora, y el periodista y escritor Julio Crespo presentaron al autor.

García Gayo, que tiene varios premios importantes en su haber, ha traducido a algunos de los autores más exquisitos (Emily Dickinson, Stephen Spender, Edwin Muir, Fernando Pessoa, Machado de Assis) y ha sido a su vez traducido al alemán, francés y portugués, cumplió la promesa hecha en el mail de la invitación: leyó varios poemas del libro.

De esa lectura, quien esto escribe quiere rescatar los versos que hablan, justamente, de los poetas y la poesía: "¡Salve, veteranos, zapadores del verso! (...) Los jueves tiran los suplementos literarios en los canastos / de los paseos públicos. Los viernes se arrepienten. / Los sábados, perfumados, se besan y se arañan / en la bodega del Tortoni. / Los domingos, reunidos en asamblea, visitan un paisaje ideal: / lagunas, lagartijas, pajaritos, flamencos. / De repente, entre las cortaderas, la poesía se asoma / con un sombrero nuevo: / "Hasta pronto, queridos. Mañana me voy de vacaciones".

© LA NACION.

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