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sexta-feira, 13 de setembro de 2013

CHISPITAS DEL LENGUAJE









Por Enrique R. Soriano Valencia

Ortografía de los números

Persiste en nuestro país formas inapropiadas de enunciar los números. No tendría mayor problema si fuera un asunto interno (finalmente, entre nosotros nos entenderíamos). La complicación es que estamos tratando de ser competitivos frente a otros países y, por tanto, deberíamos estar muy apegados a las convenciones internacionales. Que se siga perpetuando estilos no admitidos por el concierto internacional, genera mayores gastos a las empresas que incursionan en la exportación, rechazo de candidatos que pretendan prestar sus servicios en empresas extranjeras o imprecisiones en las transacciones comerciales.
El único signo no numeral admitido en cifras es el decimal. Es decir, no debe haber rasgo, registro o signo alguno para millones y para miles. El signo decimal puede ser una coma (,) o un punto (.). Aunque ambos están admitidos, la preferencia internacional es la coma. Esto no solo lo indica el libro de Ortografía de las academias de la Lengua; también lo establece el sistema de normalización internacional ISO y en la norma mexicana NOM-008-SCOFI-2002 (publicada en el Diario Oficial de la Federación el 27 de noviembre de 2002 y actualizada el 24 de septiembre de 2009).
Ello significa que dos millones quinientos veintiocho mil trescientos cuarenta y siete unidades punto veinticuatro debe enunciarse así: 2 528 347.24. Es inapropiado 2,528,347.24 y tampoco 2’528,347.24.
La última forma se enseña en México. Aquí hay dos aspectos por señalar. El signo después del dígito dos inapropiadamente se le llama ‘apóstrofe’. Esta es una figura literaria que no aplica. El nombre de ese signo es ‘apóstrofo’. El diccionario oficial de nuestro idioma dice: «Signo ortográfico (‘) que indica la elisión [supresión] de una letra o cifra». Normalmente se usa para reflejar de forma escrita el habla coloquial: «Me voy pa’l monte» (en vez de ‘para el monte’). Pero la definición dice que también refleja la supresión de una cifra. Entonces, usarla entre dígitos haría confusa e imprecisa la cantidad.
Las cifras deben agruparse de tres en tres. Aunque la norma mexicana referida solo contempla esta condición, el libro Diccionario panhispánico de dudas dice que si la cifra solo tiene cuatro dígitos, debe enunciarse en un solo bloque: 8347; en vez de *8 347. Asimismo, los años, las páginas y los códigos postales deben enunciarse de forma corrida: 2013, página 2421 y código postal 38010, aunque el último rebasen los cuatro números.
Cifras y letra no deben mezclarse: *«2 mil 327 personas fueron beneficiadas». Esto solo se hace de manera informal en documentos que facilitan la lectura a un orador. Fuera de este caso, se admitiría en textos formales bajo tres condiciones: 1) que la cifra sea mayor que el millar, 2) que en sus últimos tres dígitos (centenas) sea igual a cero y 3) que sea un sustantivo (se descubre esta condición cuando aparece la preposición ‘de’ antes de la unidad respectiva): «2.51 millones de pesos fueron invertidos en infraestructura» (si careciera de la preposición ‘de’ entonces deberá quedar solo en cifras, pues ya no es sustantivo, sino adjetivo numeral: «Invertimos en infraestructura $2 510 000 pesos»).
La ortografía de los números tiene más que solo escribir cifras.


sorianovalencia@hotmail.com

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