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segunda-feira, 12 de agosto de 2013

¿De dónde viene el término paraíso fiscal?







U.MEZCUA / MADRID en ABC de Sevilla

El vocablo, muy extendido en nuestro país, corresponde a una traducción errónea
¿De dónde viene el término paraíso fiscal?
AFP

España mantiene a Gibraltar en la lista de paraísos fiscales
Esta semana la creciente escalada de tensión en Gibraltar ha devuelto la atención sobre este pequeño territorio británico al sur de la península ibérica, clasificado por la legislación española como paraíso fiscal en el Real Decreto 1080/1991 debido a sus ventajosas condiciones impositivas, que hacen que haya registradas más empresas que habitantes: cerca de 84000 por apenas 30000 gibraltareños, según datos de D&B Emerging Markets Centre.

Ayer mismo el Gobierno reiteró que mantendrá al Peñón en la lísta de paraísos fiscales al no existir ningún convenio sobre doble imposición internacional ni cláusulas de intercambio de información tributaria, pese a que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dejó de contemplarlo como tal hace años, tras sumarse al acuerdo para vigilar las cuentas extranjeras que ha hecho que la mayoría de países integrantes de la lista acabaran abandonándola. Un acuerdo, sin embargo, que no ha evitado que muchos de estos lugares siguieran funcionando a plena opacidad.

Refugio «paradisíaco»
Tecnicismos aparte, lo cierto es que en el encabezamiento de la lista de la OCDE figura un término muy diferente al de la legislación española: «tax haven» o «refugio fiscal». Según explica Rafael J. Sanz Gómez, investigador en Derecho financiero y tributario de la Universidad de Sevilla, en «Aclarando conceptos: paraísos fiscales», la expresión española procede de una mala traducción del vocablo inglés «haven» (refugio) al confundirlo con «heaven» (paraíso), que ha resultado todo un éxito «en parte porque evoca una imagen concreta que es la que normalmente se asocia a los paraísos fiscales: las islas paradisíacas situadas en el Caribe, como las Bahamas o las Caimán, que ofrecen como nadie esa mezcla de palmeras y secreto bancario».

Sin embargo tampoco «refugio fiscal», la traducción correcta del término, sería adecuada, ya que buscar refugio implica la necesidad de protección ante un ataque, es decir, un excesivo afán recaudatorio por parte de los países de origen de aquellos que buscan amparo, algo que no se produce habitualmente.

Además, según Sanz Gómez, «Aunque se extendiera su uso, se estaría invisibilizando una parte importante, por no decir fundamental, de lo que suponen. Si en un pasado servían como meros depósitos de bienes, en la actualidad constituyen un engranaje básico del sistema económico-financiero mundial». Y añade: «Aunque se extendiera el término "refugio", con connotaciones menos fuertemente positivas que paraíso (aunque siga teniéndolas) se estarían mostrando como una realidad ajena al sistema económico, donde éstos estarían fuera del conjunto de operaciones económicas y a ellos, en momentos determinados, se desviarían beneficios para escapar del control de las autoridades. Pues bien, hemos visto que esto sencillamente no es así. Sería necesario usar otra palabra que expresara la nueva realidad que suponen los muy mal llamados paraísos fiscales, o limitarnos a describirlos».

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