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terça-feira, 6 de agosto de 2013

300 AÑOS





La Real Academia Española cumple 300 años

Luis María Anson, miembro de la Real Academia Española. escribe para El Mundo un artículo recordando la grandeza de la lengua española en el 300 aniversario de la intitución de la RAE


La única institución del antiguo imperio español que conserva autoridad sobre los 22 países que lo formaron es la Real Academia Española. En el siglo XIX, cuando los pueblos hispanoamericanos decidieron su independencia, los grandes lingüistas como Bello o Cuervo allí estaban pero el trabajo que se hacía en la Real Academia Española era tan riguroso que la Casa mantuvo el respeto de todos. Se hacía ciencia del lenguaje y solo ciencia del lenguaje, sin adherencias políticas.

Y así ha sido durante 300 años. Ni siquiera Franco consiguió que la RAE sustituyera a los académicos que, tras la guerra incivil, se instalaron en el exilio: Salvador de Madariaga, Tomás Navarro Tomás, Rodríguez Moñino… El dictador, eso sí, destituyó de forma fulminante a Ramón Menéndez Pidal, por rojo, pero José María Pemán, en cuanto pudo y en un gesto que demostraba su grandeza de espíritu, devolvió la dirección de la Academia al historiador insigne.

Hoy, el idioma es el petróleo de España. Gracias al estudio que impulsó Ángel Martín Municio, sabemos ahora que la lengua española se ha convertido en un formidable negocio y genera el 16% de nuestro PIB. Las cifras marean.

Ciertamente, el inglés es, como el latín en la Edad Media, el idioma universal. Pero hay 500 millones de hispanohablantes en el mundo. Como lengua materna, el español ha superado ya al idioma de Shakespeare y Arthur Miller. Es el segundo idioma internacional del mundo. La monserga del chino no se tiene en pie porque no se trata de una lengua internacional y, además, en cuanto a las cifras reales habría que despejar el enjambre dialectal.

Por otra parte, el 82% de los estudiantes de idiomas en Estados Unidos eligen el español. En Japón, en Suecia, incluso en Alemania, el idioma que, tras el inglés, aprenden los estudiantes es el español, que ha barrido al francés, y ello por no hablar del gigante Brasil, donde nuestra lengua se estudia oficialmente en las escuelas junto al portugués.

El pasado sábado 3 de agosto, la Real Academia Española celebró el III Centenario de su fundación. El director, José Manuel Blecua, ofreció un almuerzo al que, en plena diáspora vacacional, asistimos 15 académicos. Se recordó al marqués de Villena. En su casa se reunieron los once escritores que redactaron el acta fundacional de la Real Academia Española el 3 de agosto de 1713.

El lema tradicional del ´limpia, fija y da esplendor´ se completó en el siglo XX, gracias a la actividad sagacísima de Fernando Lázaro Carreter, con la defensa de la unidad del idioma. Hoy, el Diccionario lo firman las 22 Academias de las naciones hispanohablantes. Frente a tanta calderilla literaria como suena en los bolsillos de las editoriales comerciales, se da continuidad al esfuerzo gigantesco de los fundadores que en el siglo XVIII, y en solo 13 años, levantaron el monumento lexicográfico del Diccionario de Autoridades.

En el almuerzo del sábado pasado, José María Merino recitó un soneto excelente y se entabló una tertulia en la que se habló del III Centenario, de los problemas del idioma, de los recortes presupuestarios, de los políticos ágrafos, del laberinto de los economistas, de la literatura garrapata… Y también de los amores de Federico García Lorca con Rafael Rodríguez Rapún, vertebrados en una obra de teatro por Alberto Conejero.

Al final, el director levantó su copa para brindar por el futuro de la Real Academia Española, por el futuro del idioma de Cervantes y Pablo Neruda, de Quevedo y Octavio Paz, de Lope de Vega y Jorge Luis Borges, de Pérez Galdós y García Márquez, de Ortega y Gasset y Julio Cortázar, de Federico García Lorca y Miguel Ángel Asturias, de Pío Baroja y Vargas Llosa, de Miguel Delibes y Juan Rulfo, de Vicente Aleixandre y Gabriela Mistral. En el jardín de la Academia, abrumado por el estiaje, se adivinaban, como en el verso del poeta, «las buganvillas tristes, las jacarandas a punto de desnudarse y el azahar lejano».

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española
Fuente: El Mundo - España

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