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terça-feira, 2 de julho de 2013

LA LENGUA VIVA

Las confusiones del habla
Amando de Miguel

El arte de hablar o escribir bien no consiste solo en dominar unas cuantas reglas ortográficas o sintácticas. Son innúmeras las confusiones que pueden darse. Lejos de ser un obstáculo, ese hecho permite una mayor creatividad personal, siempre que no sea producto de la ignorancia o la mala fe. Quien no se haya perdido, no se salvará. Algo así vino a decir San Pablo.

José Antonio Martínez Pons se refiere a la ortografía del gran filósofo Ramon Lull o Raimundo Lulio. El culto corresponsal sostiene que es más propio escribir y pronunciar Lull, aunque reconoce que últimamente se ha impuesto la forma Llull. Entiendo que sea así porque esa última versión es todavía más difícil de pronunciar para un aparato fonético hispanoparlante. Quizá es de lo que se trata. Es como hacernos decir Girona (con la g catalana) al resto de los españoles. Todavía nos resulta más difícil pronunciar Lleida. Nadie tiene por qué ofenderse si los que hablamos castellano decimos "Lulio", "Gerona" o "Lérida". Algunos amigos catalanes me llaman cariñosamente Estimand.

José Luis García Valdecantos me cuenta la divertida historia de un amigo suyo, de ánimo anarquista, que quiso afiliarse a la CNT, el sindicato libertario. De entrada le dieron algunos impresos para rellenar, más fotografías y fotocopia del carné de identidad. El hombre abandonó el intento. Tales requisitos no casaban bien con su idea del espíritu anarquista. Don José Luis recuerda el significado que se le dio en su día a las siglas CNT: "Carcas, no temáis".

Guillermo de Miguel sugiere que la palabra corazón es una graciosa mixtura de otras dos, cor (= corazón) y razón. De esa forma se aúnan las cualidades de valor en los varones y de amor en las mujeres. Opino que se trata de una etimología fantasiosa y divertida, pero naturalmente espuria. Lo cierto es que los antiguos griegos entendían que los sentimientos residían en el corazón. Es una creencia falsa que ha durado hasta nuestros días. Por eso se refleja tantas veces en el lenguaje. Aunque hay algún estudio reciente en el que se suscita la hipótesis de que las células del corazón se parecen a las neuronas del cerebro. El asunto resulta intrigante. Darían la razón a muchas expresiones del sentimiento, como "arriba los corazones", "con el corazón en la boca" (o "en un puño"), "de todo corazón", "ser todo corazón", "tener buen corazón", "tener un corazón de oro", entre otras.

Una confusión muy corriente en el lenguaje es entre consistencia (= tiene solidez y firmeza) y coherencia (= está en concordancia o correspondencia con algo). En muchos parlamentos de gente instruida se dice consistencia cuando se quiere indicar coherencia. Son dos cosas distintas. La confusión es uno de esos falsos amigos que provienen del inglés mal aprendido.

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