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sexta-feira, 19 de julho de 2013

El fútbol no es sólo un deporte: se busca asesor cultural...


"Todo el mundo me dice que tengo que hacer ejercicio. Que es bueno para mi salud. Pero nunca he escuchado a nadie que le diga a un deportista: tienes que leer": José Saramago.
Por: Luis Carlos Muñoz Sarmiento * - Colombia
Así como hay terapeutas en las orquestas de música llamada clásica, se propone aquí nombrar un asesor cultural para las selecciones nacionales de fútbol, incluyendo la de mayores, con el fin de que al filo del tiempo haya personas integrales, más que deportistas. Con la certeza de que un grupo mejor preparado en lo mental, puede rendir de manera óptima en lo físico y con la mira puesta en la clasificación al Mundial de Brasil 2014. Como se puede notar por las tres recientes ausencias del combinado nacional en la máxima cita orbital, ha sido ese un aspecto no considerado por los dirigentes deportivos: urge hacerlo. A diferencia de las reinas, a los futbolistas nunca les preguntan qué han leído, cuáles filmes han visto, qué (buena) música escuchan… Alguien ha propuesto ya, por ejemplo, que si se escuchara menos vallenato o reggaetón y se consumiera menos aguardiente, habría por derivación menos violencia…

De antemano, se trata de una crítica constructiva pues se puede decir que el fútbol no es sólo un deporte, sino que involucra de forma decisiva al cerebro, así se juegue en lo fundamental con los pies, sin importar que otros lo hagan “con las patas”. Como si tácitamente se recordara a los griegos, antes de que los juegos olímpicos entraran en una órbita distinta, por injerencia del dinero: Mens sana in corpore sano o Mente sana en cuerpo sano. A esto le hizo mucho daño, durante siglos, por un lado, el disociar la actividad deportiva de la mental y, por otro, la profesionalización del deporte, algo que debió seguir siendo siempre una cuestión de aficionados, de amateurs, o sea, amadores, en fin, seres sin pruritos materiales, dedicados por amor a un juego y no por interés a un oficio. El escritor existencialista francés Albert Camus, en su época arquero de la Universidad de Argel, decía que “todo lo que sé de moral se lo debo al fútbol”. La sola frase ya habla de la incidencia del pensamiento sobre el cuerpo.
Aunque, a la vez, habla de la imperiosa necesidad de mentalizar al deportista a fin de poder obtener los logros deseados. No basta un talento con algo de cabeza: una cabeza superior permite plasmar mejor el talento. ¿Alguien imagina qué sería de Messi si, además de su intrínseca capacidad futbolística, tuviera un rico potencial cultural? ¿Cuál el destino de Maradona si en vez de dedicarse a la cocaína, en sus horas de ocio, hubiera escuchado buena música, visto buen cine, leído buena literatura? Tal vez nunca habría disparado contra los periodistas que lo acosaban en su villa. Si el “Bolillo” Gómez leyera tal vez aquella mujer hubiera recibido besos en vez de una paliza. ¿Adónde habrían llegado Henry La Mosca Caicedo, Jairo Arboleda, y hoy Wílder Medina (aun con su posterior, a la escritura de este artículo, etapa goleadora en Santafé), si en vez de la marihuana, hubieran preferido la cultura? Cabrían otras mil preguntas sobre otros mil futbolistas y la respuesta podría ser siempre la misma: serían sujetos distintos. Mejores atletas, mejores futbolistas y, sobre todo, mejores personas. Asprilla, por ejemplo. O el senador Merlano (consumidor de alcohol, patrocinador del deporte). O Pambelé.
Y si se habla de boxeo, podría decirse que hacerlo de fútbol no implica sólo referirse a él pues es un campo plural e interdisciplinario: involucra danza, natación, atletismo, voleibol, baloncesto, ciclismo, deportes que requieren del complemento cultural. Del proceso alternativo entre los músculos y las neuronas. De una más rica transmisión sináptica, depende un más hábil y ágil despliegue corporal. Es decir, de la más fecunda transmisión entre neuronas, a la vez lo más imprevisible, es posible obtener mejores figuras en el deporte, sea cual sea: eso sólo se logra, en el caso de la selección, con el acompañamiento permanente de un asesor cultural. A través del cual sus miembros van a adquirir una mayor capacidad de expresión oral y escrita, una mayor comprensión mental y una mejor disposición corporal. Y proyectarán, siempre, una mejor imagen.
En conclusión, el fútbol no es sólo un deporte: es también actividad mental. Para una mejor disposición del practicante, hay que incentivar su asistencia a cine, a escuchar conferencias sobre literatura, otros deportes, asistir a conciertos, en fin, armonizar la actividad tanto del cuerpo como de la mente. Sólo así habrá deportistas más completos, con una mejor mentalización para competir y luego ganar, como habrán obtenido un mayor respeto de directivos, entrenadores, manejadores y, claro, garantizado una óptima calidad de vida para ellos y para su familia. Cuando los directivos del fútbol piensen en tener dentro de su nómina a un asesor cultural, la selección tendrá a su vez hombres íntegros, mejores personas, jugadores con mejor actitud, mayor comunicación y visión de campo, mejores movimientos y una ética y unas fortalezas superiores a sus debilidades: dispuestos al afecto y al juego limpio, ya no a los golpes…
Entonces, cuando les pregunten qué libros han leído, podrán decir que ellos ya los leyeron, que no son ningún Peña Nieto; que la cultura no debe ser ajena al deporte, sino su más preciado complemento; que con un asesor cultural se ha ganado no sólo en fortaleza interna sino en favorabilidad externa. Así, el fútbol será más que un deporte: de una simple mercancía habrá pasado a convertirse en una praxis humanística en la que lo primordial es la persona, luego el deportista. Ahora éste valdrá no por lo que aparenta, ni por lo que significa para sus managers, sino por lo que es él mismo: con una mente abierta, su cuerpo estará más sano. Ojalá, no sólo en el Mundial de Brasil 2014.

* (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo y, por encima de todo, lector. Realizador y locutor de Una mirada al jazz y La Fábrica de Sueños: Radiodifusora Nacional, Javeriana Estéreo y U. N. Radio (1990-2004). Fundador y director del Cine Club Andrés Caicedo (1984). Colaborador de El Magazín de El Espectador. Hoy, Director del Cine-Club & Tertulias Culturales de la U. Los Libertadores. E-mail: lucasmusar@yahoo.com
Por: Luis Carlos Muñoz Sarmiento *

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