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sexta-feira, 8 de junho de 2012



Citas falsas IV - Errores de Traducción
Por Eligio R. Montero en El Perejil

«Tócala de nuevo, Sam» o ¿por qué aparecen y persisten las falsas frases célebres?

En un comentario anterior, Luis decía que la frase «cuando oigo la palabra cultura, voy a por mí revolver» la conocía atribuida a Millán Astray y a José Antonio Primo de Rivera. Y también la he visto con ligeras variaciones como «echo mano a mi revolver» o «cojo mi pistola», variaciones debidas, sin duda, a que la frase original está en un idioma diferente al nuestro.
Supongo que la asignación de una frase tan representativa del fascismo posiblemente variará entre países. En la cultura anglosajona es lógico que se le suponga a Goering, pues los nazis fueron sus enemigos durante la segunda guerra mundial, mientras que aquí seguramente es más propio que vaya en boca de nuestros particulares adalides del fascismo.
Así pues, las diferencias entre países, dotando a cada frase o epigrama de su particular color local, es otro factor a tener en cuenta a la hora de explicarnos el porqué de la existencia de todas estas citas erróneas (y muchísimas más que no toco; hay libros enteros dedicados a recogerlas).
Frases célebres (y sus errores) que no pasan las fronteras
Y muy relacionado con eso, aparte de las diferencias impuestas por la historia y cultura de cada lugar, son los cambios que se derivan de las diferencias de idioma. Las traducciones siempre presentan dificultades y problemas, y hay cosas que en una lengua sonarán muy bien y en otra no, o frases que son directamente intraducibles.
A veces el efecto es que una frase sea muy popular en un idioma, donde acaba teniendo un sentido propio, aplicable a muchas situaciones, mientras que en otro directamente no tiene eco ninguno. Por ejemplo, una frase muy célebre en inglés es la de «Bubble, bubble, toil and trouble» («burbuja, burbuja, esfuerzo y problema» diría literalmente), que es lo que canturrean las brujas de Macbeth mientras remueven su caldero. Por su sonoridad es muy citada en inglés, y sale en varios libros, series y películas. Sin embargo, la original de Shakespeare es «Double, double, toil and trouble» (bien citada, por cierto, en la tercera parte de las adaptaciones al cine de Harry Potter). Pues bien, esa cita y esa falsa cita, en nuestro idioma no tienen eco alguno pues su sonoridad se pierde por completo.
Malas traducciones
Otras veces aparecen errores de traducción que modifican no sólo la forma de la frase original sino también su sentido. Un ejemplo que me encanta es el de la publicidad de L’Oreal. En inglés dice: «Because I’m worth it». El verbo «worth», cuando se refiere a objetos, sí que significa «valer», pero aplicado a personas su significado estaría más cerca de «merecer». Así que la traducción correcta sería «Porque me lo merezco», pero se ha caído en un error de traducción y ha quedado «Porque yo lo valgo», una frase que en castellano está en el límite de la incorrección pero que, quizá por esa originalidad en la construcción (aunque sea fruto de un error), ha tenido bastante impacto y se ha quedado entre una de las frases más populares que nos ha legado la publicidad.
Falsos amigos
Los falsos amigos son palabras que suenan parecidas entre dos idiomas, pero que significan cosas diferentes. Hay muchos, por ejemplo la película de Ken Loach «Hidden Agenda» se tradujo por «Agenda Oculta» cuando el significado de «agenda» en inglés, por lo menos en ese contexto, estaría más cerca de «intenciones» o «planes» que de una agenda.
Lo que es curioso es que este falso amigo, igual que muchos otros como «scenario», «stranger», «excited», «bizarre», «remove»… se han ido colando poco a poco, a base de malas traducciones, hasta comenzar a cambiar el significado común de muchas de nuestras palabras. Sobre este fascinante tema os recomiendo el blog de traducción de “La navaja en el ojo”, de donde he sacado mucha de esta información sobre errores de traducción y falsos amigos. Allí encontraréis los dos anteriores ejemplos, mejor explicados, y muchos otros aún más interesantes.

Sentidos intraducibles
Hay frases que pierden su fuerza e ingenio al depender de juegos de palabras o efectos fonéticos (como la que vimos de Shakespeare al principio). Un ejemplo que me gusta (figuradamente, claro) es el de «bullshit». Literalmente significa «mierda de toro», o sea «bosta», pero también tiene el significado de «mentira», dicho de una forma enfática, que es como suele usar en muchísimas frases y citas.
Cuando se juega con ambos sentidos, como la siguiente frase de William Gibson, la traducción, por fuerza, ha de sacrificar algo o ser muy ingeniosa: «The deadliest bullshit is odorless and transparent». Por un lado nos está diciendo que las peores mentiras son inodoras y transparentes, pero por otro lado también está jugando (y es cuando la frase tiene más sentido y gracia) con el significado de «mierda». Difícilmente podremos volcar esta ingeniosa frase a nuestro idioma… y quizá por eso es tan poco conocida.
Un poco más elegante es el caso de la célebre partida de ajedrez entre el noble que vuelve de las cruzadas y la muerte en «El Séptimo Sello» de Ingmar Bergman. El noble hace una jugada, que enuncia, con un ataque de caballo y alfil a la muerte. Esto, en nuestro idioma, no es más que una jugada de ajedrez. Sin embargo en su lengua original (y en inglés se conserva ese sentido) la frase cobra mucho más sentido pues la pieza del «caballo» se denomina «caballero» y la del «alfil» se llama «obispo»; así pues, el hombre se enfrenta a la muerte refugiándose en sus privilegios de cuna (el caballo/caballero) y su fe (el alfil/obispo), sentido que se pierde por completo en castellano.

Errores con solera
Sin embargo hay casos en que el error de traducción viene de muy antiguo, o de una lengua muerta, con lo que el error se clona en todas las lenguas y acaba por resultar idéntico en muchos idiomas. El caso más sangrante es la famosa frase «La excepción que confirma la regla».
Realmente viene de una frase latina que dice «Exceptio probat regulam», que significa que la excepción pone a prueba la regla, o sea, que la cuestiona. Su significado es, por lo tanto, completamente contrario al dicho popular que ha retorcido y cambiado por completo esta máxima latina.
Este error incomodaba mucho a Ambrose Bierce, que lo recogió así en su «Diccionario del Diablo»: «"La excepción prueba la regla", es un dicho que está siempre en boca de los ignorantes, quienes la transmiten como los loros de uno a otro, sin reflexionar en su absurdo. En latín, la expresión "Exceptio probat regulam" significa que la excepción "pone a prueba" la regla y no que la confirma. El malhechor que vació a esta excelente sentencia de todo su sentido, substituyéndolo por otro diametralmente opuesto, ejerció un poder maligno que parece ser inmortal.»

Quizá la razón de la pervivencia de este error, absolutamente contrario a la lógica racional, es que parece dotar de cierto «saber popular milenario» a un estilo de lógica irracional que pretende obviar y rechazar, por la cara, todos aquellos datos que contradigan sus aseveraciones. Como podéis ver, comparto la indignación de Bierce ante esta falsa cita en concreto.
Otro error de traducción que viene de antiguo es el de la famosa frase bíblica «antes pasará un camello por el ojo de una aguja que entrará un rico en el reino de los cielos». En la versión hebrea original la frase decía «que antes pasará una maroma (gruesa cuerda para atar los barcos) por el ojo de una aguja que entrará un rico en el reino de los cielos»; parece ser que el error de traducción se debió bien a la similitud fonética entre camello y maroma bien en arameo o griego (hay autores que defienden una y otra teoría de donde se produjo el error de traducción). En este caso, al contrario que en el anterior, el sentido se mantiene y, de paso, se crea una deliciosa metáfora de corte ultraísta con la que Jesucristo se adelanta en varios siglos a su época.
Y, para terminar, citar un curioso error de traducción bíblico que, en lugar de pervivir en una falsa cita, ha quedado cincelado en el mármol por el inmortal arte de Miguel Ángel: los cuernos de su Moisés. El que lo haya esculpido con esos extraños atributos se debe a un error de traducción que tenía la Biblia en su época, pues en ella se decía que el patriarca, al bajar del Monte Sinaí con las Tablas de la Ley tenía cuernos en la cabeza… error de traducción del original hebreo que realmente decía que lo que tenía sobre su cabeza eran haces de luz.

No es extrañar el dicho italiano que dice «Traductor, traidor»... ¿o no será realmente así?

Resumiendo

Como hemos visto en el cambio de idioma muchas veces sólo se da cierto color local a las citas y falsas citas, pero manteniendo su sentido original. Sin embargo, en otros casos, por culpa de las diferencias idiomáticas y los errores o problemas de traducción, las frases originales pierden parte de su sentido o lo cambian por completo.

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