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segunda-feira, 29 de outubro de 2012

ESCRIBIR

¿Hace falta haber ido a la guerra para escribir una buena novela bélica?

Buscamos la respuesta a esta pregunta analizando dos novelas estadounidenses, publicadas este año, sobre la segunda guerra de Irak. Ambas son candidatas para el National Book Award. Una fue escrita por un joven ex soldado y la otra por un escritor que nunca fue a la guerra.
POR ANDRÉS HAX

Dos novelas sobre la guerra en Irak, ambas candidatas para el National Book Award.
La ultima guerra de Irak, ya en sus últimos espasmos, duró más tiempo que la segunda guerra mundial y más tiempo también que la guerra de Vietnam. Y sin embargo no parece ocupar un lugar tan grande en el imaginario mundial (o, por lo menos, el estadounidense) como esas dos conflagraciones. Obviamente hay gigantescas diferencias entre los tres conflictos y no se pueden equiparar, pero para el propósito de esta columna podemos precisar esta pregunta por lo menos: ¿Por qué las guerras de Irak no han producido ni siquiera una gran novela?

Puede ser que los soldados que pelean en la guerra ya no son lectores, o tal vez no piensan en la novela como un género para relatar sus experiencias. Puede ser que la televisión y los videojuegos ocupan el lugar que antes ocupaban las novelas (Wikipedia lista más de una decena de videojuegos situadas en Irak). O tal vez la novela estadounidense en si, está en sus últimos suspiros, en un crepúsculo decadente en manos de los estudiantes de creative writing. Los Jonathan Franzen y David Foster Wallace de este mundo no van a la guerra. Por lo tanto, escriben sobre lo que conocen: la tristeza de las clases cómodas. Pero ¿Hace falta haber ido a la guerra para escribir una buena novela bélica?

Podemos esbozar una respuesta a esta pregunta mencionando dos novelas estadounidenses, publicadas este año, justamente sobre la segunda guerra de Irak. La primera: Billy Lynn’s Long Halftime Walk (La larga caminata del medio tiempo de Billy Lynn) fue escrita por Ben Fountain, que nunca fue soldado. Y la segunda, The Yellow Birds (Los pájaros amarillos), fue escrita por Kevin Powers, un joven veterano de Irak y una nueva promesa de las letras estadounidenses según varios personajes, entre ellos, Tom Wolfe. Ambos libros son candidatos para el National Book Award de ficción, uno de los premios literarios más prestigiosos de los Estados Unidos.

Kevin Powers, de 31 años de edad, se unió como voluntario al ejército estadounidense a los 17 años. Luego de desvincularse de las fuerzas armadas, estudió literatura y después escritura creativa con una especialización en poesía. The Yellow Birds es su primera novela y cuenta la amistad de dos soldados rasos, desde su entrenamiento en una base en Nueva Jersey hasta los combates en Al Tafar, Irak. El arco narrativo del relato esta travesado por detalles que son innegablemente productos de la experiencia, tanto en términos de lenguaje, paisaje y mundos interiores.

La larga caminata del medio tiempo de Billy Lynn también es una primera novela, pero Fountain tiene 54 años. Su libro previo, Breves encuentros con Che Guevara, es una colección de cuentos publicado en el 2006. Fountain fue abogado pero siempre quiso ser escritor. En un artículo en The New Yorker sobre talentos que se desarrollan tarde en la vida, Malcom Gladwell describió como Fountain abandonó su trabajo para dedicarse, con una disciplina feroz, a aprender a escribir. La novela de Fountain es una brutal y mordaz crítica a la guerra. Cuenta un día en la vida de un soldado y su pelotón que deben desfilar en un partido de futbol americano de los Cowboys de Dallas en Texas.

La obra de Kevin Powers es un clásico relato de jóvenes transformados por la enorme maquinaria militar y, por el ruido y la furia de la guerra. Tal vez, con los años, será vista como la primera gran novela del conflicto en Irak, y como parte de la tradición las novelas bélicas estadounidenses que pasa por El rojo emblema del valor (1895) de Stephen Crane, Por quién doblan las campanas (1940) de Hemingway y Las cosas que llevaban los hombres que lucharon (1990) de Tim O’Brien. En su centro esta la experiencia del combate contado de una manera lírica, romántica y trágica; tal vez mirando como un gran ideal poético-literario a la Ilíada de Homero.

La novela de Ben Fountain, asombrosamente, cuenta la guerra sin contar el combate, ni siquiera esta situada en Irak. Lo que logra el autor de La larga caminata del medio tiempo de Billy Lynn es imaginarse el conflicto interior de un joven soldado que, golpeado por la brutalidad de la experiencia de combate, tiene que confrontarse con el patriotismo hipócrita.

El 14 de noviembre se anuncia el ganador del National Book Award. Para esa fecha los Estados Unidos tendrá un nuevo presidente, o comenzará el segundo mandato de Obama. Sea quien sea, ojalá que lea a Powers y Fountain. Que la novela sigue siendo la mejor forma de comunicar la experiencia humana. Y ojalá que sean los primeros volúmenes de una ráfaga de novelas sobre un periodo muy oscuro de la historia de los Estados Unidos. Para que así, a través de la literatura, podamos comprenderla mejor.

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