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domingo, 21 de outubro de 2012

CRÓNICA DE LOS CRONISTAS DE INDIAS





Un carrusel con las palabras y los artilugios de los que se sirven

Por Alfonso Armada. Fuente:ABC.es

[Entre el 10 y el 12 de octubre, la capital mexicana acogió en el castillo de Chapultepec y en el Museo Nacional de Antropología un encuentro patrocinado por la Fundación Gabriel García Márquez para el nuevo periodismo iberoamericano (FNPI) y Conaculta (la secretaría mexicana de Cultura) bajo el título Nuevos cronistas de Indias 2. Un mundo de historias por descubrir. Pese al anuncio, lo que sigue no es una crónica, sino otra cosa.]

“Seguimos hablando como si el poder siguiera llevando la manija, y todos sabemos que no es así” (Mónica González, Chile. Directora de CIPER)

“Estamos tomando conciencia de que cuando trabajamos bien podemos intervenir en la agenda. Tradicionalmente estas crónicas estaban dirigidas a una élite ilustrada y concienciada. Pero las redes están ampliando la audiencia, hablando también de temas que afectan cada vez más a un número mayor de personas” (Ignacio Rodríguez Reyna, México. Director de la revista emeequis)

“Es un trabajo que requiere de una valentía personal, una ética periodística (y juicio), que va hacia el peligro cuando todos huyen, sin que ningún jefe se lo pida” (Santiago Gamboa, Colombia. Escritor y periodista)

“Pasamos tanto tiempo hablando de la crónica como escribiéndola. Me parece terrible el que escribe crónicas para confortar al lector. El efecto reconfortante es el peor de los peligros en los temas y en las formas. Anfitrionía. Estuve a punto de irme, pero siempre que vengo a México aprendo una nueva palabra. Anfitrionía. Me quedé. Nadie habla de Herodoto como cronista o escritor de viajes. Es más probable que un escritor te pida una crónica de 10.000 caracteres sobre el buen momento de la crónica que una crónica de 10.000 caracteres. Como argentinos empezamos a resignarnos a ser latinoamericanos. El boom: América Latina estaba sin construir y los narradores se confabularon para construirla. Apareció la no ficción como un medio más eficiente de hacerse cargo de esa misión. Otra ventaja de la crónica sobre la ficción: parece necesario enterarse de lo que pasa, cosa que la ficción no hace, y más cuando se encierra en la autoficción” (Martín Caparrós, Argentina. Escritor y periodista)

“La crónica parece crear una idea de América Latina. De qué hablamos cuando hacemos crónica” (Santiago Gamboa)

Asombra cómo escuchan los fotógrafos aquí.

“Dos mil palabras es lo que necesito para aclararme la garganta” (frase atribuida a Martín Caparrós y no del todo desmentida por su presunto padre)

“Cuando un cronista empieza a hablar más de sí mismo que de otra cosa se convierte en escritor. No escribo sobre la primera persona, siempre hay una subjetividad desde la que uno mira. Me interesan esos escritores, pero no es lo que yo hago. Mi postura como cronista es otra” (Martín Caparrós)

“Hasta que no di talleres en la Fundación [para un Nuevo Periodismo Iberoamericano] no había pensado sobre mi trabajo. Diseccionamos mi trabajo como si fuera un cadáver. Nos preguntamos: cómo eliges los temas, cómo te relacionas con las fuentes, cómo te relacionas con el editor, cómo comienzas y terminas, estás en una torre de marfil o te relacionas con los grandes públicos. La crónica es un abarcálotodo, pero lo bueno que tiene es que el tiempo la atraviesa. No siempre somos conscientes de los caminos que tomamos, aunque a veces los medios nos marcan los temas” (Jon Lee Anderson, Estados Unidos. The New Yorker)

“Cuando llego la gente puede pensar: esta chica no está haciendo nada. Y yo lo que hago es escuchar. Yo vengo de un país que no quiere serlo, que no sabe lo que es, que es todo frontera. Yo me entrego a la escucha. Lo que hago es escuchar y escuchar todo el tiempo, hasta veinte horas si es preciso, hasta que salga la voz” (Ana Teresa Toro, Puerto Rico. El Nuevo Día)

“Yo no puedo escribir una crónica sin haberla reporteado” (Óscar Martínez, El Salvador.Elfaro.net)

Voces de niños que visitan el castillo de Chapultepec se mezclan con las voces de los cronistas.

“El oficio de editor es sufrido, secreto y paradójico. Cada vez hay más programas de cocina, y los chefs son los nuevos pornógrafos, que ya no cocinan y nos excitan. El primer mandamiento de un editor es dar problemas. El trabajo de un editor es producir olvido, no memoria. Lo que yo hago con los autores, más que entretener o denunciar, es desengañar. El trabajo del editor es aprender a esperar, aprender a acompañar. Como editor, la falta de tiempo lo que produce son encargos en lugar de experiencias. No tenemos tiempo de leer lo que publicamos. Quiero ser más El faro y menos Etiqueta negra. Un privilegio del editor es intuir lo que ese lector infiel, enigmático y traidor no sabía que quería leer” (Julio Villanueva Chang, Perú. Etiqueta negra)

“Cuando la revista se acomoda a los autores acaba desdibujándose. Una de las cosas que menos nos interesa innovar es la crónica, porque es amable” (Daniel Samper Ospina, Colombia. SoHo)

“Pervertir la crónica para trasladarla a una nueva tecnología… eso a mí ha dejado de interesarme” (Gumersindo Lafuente, España. Periodista)
En gigantescos dinteles del patio principal del Museo Nacional de Antropología de México DF:

“Toda luna, todo año.
Todo día, todo viento,
camina y pasa también.
También toda sangre
llega
al lugar su quietud”
(Chilam-Balam)

¿Solo así he de irme?

¿Cómo las flores que perecieron?

¿Nada quedará en mi nombre?

¡Al menos flores, al menos cantos!”
(Cantos de Huexotzingo)

“Hay dos cosas que lo [me] remecen en la vida: el amor y la política. La fantasía de un periodismo anfibio: que puede cambiar el estado de las cosas. Pienso en un periodismo en el que las fronteras están en descomposición. Porque estamos en la frontera. En un momento nos quitamos la conciencia de que no somos intelectuales, sino un oficio, con lo que nos convertimos en instrumentos de los medios” (Christian Alarcón, Chile.Revistaanfibia.com y cosecharoja.org)

“Setenta y cinco compañeros han muerto en cumplimiento de su deber en los últimos diez años: pido un aplauso para ellos” (Sergio González Rodríguez, México. Escritor y periodista)

“Ya no se puede hacer buen periodismo en los medios. Nuestro reto, el de nuestra generación, es contar lo que está pasando en internet” (Graciela Mochkofsky, Argentina. Puercoespin.com.ar)

“Los periodistas hemos cometido pecados capitales frente al poder” (Mónica González)

“Hemos fracasado a la hora de contar las grandes transformaciones de América Latina en los últimos veinte años” (Graciela Mochkofsky)

“El dolor no se pasa” (Carlos Dada, El Salvador. Elfaro.net)

“Soy del Caribe colombiano, donde los piropos son creativos y la oralidad es muy grande. Por ejemplo: me gustaría ser tu profesor de tercero para pasarte a cuarto” (Alberto Salcedo Ramos, Colombia. Escritor y periodista)

“Los escritores no tienen por qué ser héroes, pero la lectura puede generar héroes” (Juan Fernando Andrade, Ecuador. SoHo y Diners)

“Me llaman la atención las cosas como a un niño, y me dejo llevar por ese interés casi infantil. De José Tomás me impresionó su rostro, que me pareció de un franciscano del siglo XIII más allá del mundo” (Pablo de Llano, España. El País)

“A estos encuentros ha estado invitado alguien que no acaba de llegar y que es el novelista” (Edgardo Rodríguez Juliá, Puerto Rico. Cronista y editor)

“Enseñar mejor a sacar su voz, no a que escriban como nosotros. Aprender a mirarse al espejo, conocerse a sí mismos. Aprender a mirar al otro: ver el mundo desde el punto de vista del otro. Aprender a escuchar y aprender a recordar (escribir la primera frase antes de abrir el bloc de notas. Si no recuerdas… [algo va mal]). Aprender a trabajar en equipo. Aprender a mirar. Aprender a leer. Aprender a escribir y a leerse, a autoeditarse. Aprender a pensar en el futuro. Aprender a trazarse el camino” (Roberto Herrscher, Argentina/Costa Rica. Periodista y director del Máster de Periodismo de la Universidad de Barcelona)

“Agradecido a la Fundación. Estamos sorprendentemente lejos” (Patricio Fernández, Chile. The Clinic)

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