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segunda-feira, 21 de novembro de 2011

A FELICIDADE...



As 13 claves para ser feliz segundo um professor de Harvard

Desde faz vários anos Tal Ben-Shahar dita o curso “Maior felicidade” que, a pesar de ser eletivo, atrai a 1.400 alunos por semestre.

A felicidade é o anseio de qualquer pessoa, porém muitas vezes não se sabe como alcançar-la. Por isto, a Universidade de Harvard desenhou um curso que ajuda a conseguir esse estado, cátedra que se há convertido numa das mais populares dessa prestigiosa casa de estudos.

A cátedra se chama "Maior felicidade" e ela é ditada por Tal Ben-Shahar, um israelense experto em psicologia positiva. A pesar de ser um curso eletivo, cada semestre 1.400 alunos de diferentes carreiras se inscrevem nele.

A cátedra está fundamentada em pesquisas e estudos de campo sobre as características e componentes que permitem viver felizmente. Nela Ben-Shahar, também conhecido como o guru da felicidade, entrega 13 dicas que contribuem a atingir-la. São tipos bastante simples e fáceis de seguir. Aqui estão:

1.- Realiza algum exercício: Os expertos asseguram que fazer atividade física é igual que tomar um antidepressivo para melhorar o ânimo. Trinta minutos de exercício é o melhor antídoto contra a tristeza e o estresse.

2.- Toma café da manhã: Algumas pessoas pulam o café da manhã porque não tem tempo ou porque não querem engordar. Estudos demonstram que tomar o café da manhã ajuda a ter energia, pensar e desempenhar exitosamente as atividades.

3.- Agradece à vida tudo de bom que têm: Escreve num papel 10 coisas que tens em tua vida que te dão felicidade. Quando fazemos uma lista de gratidão nos obrigamos a focar-nos em coisas boas.

4.- Seja assertivo: Pede o que queiras e fala o que pensas. Está demonstrado que ser assertivo ajuda a melhorar a autoestima. Ser abandonado e agüentar em silencio tudo o que te digam e façam, gera tristeza e desesperança.

5.- Gasta teu dinheiro em experiências não em coisas: Um estudo descobriu que os 75% das pessoas se sentia mais feliz quando investia seu dinheiro em viagens, cursos e aulas. Em tanto, só os 34% disseram sentir-se mais feliz quando comprava coisas.

6.- Enfrenta teus desafios: Não deixes para amanhã o que podes fazer hoje. Estudos demonstram que quanto mais postergas algo que sabes que tens que fazer, mais ansiedade e tensão geram. Escreve pequenas listas semanais de tarefas a realizar e cumpre-as.

7.- Cola lembranças bonitas, frases e fotos de teus seres queridos por todos os lados: Lota teu refrigerador, teu computador, teu escritório, teu dormitório, em fim, tua vida de formosas lembranças.

8.- Sempre cumprimenta e seja amável com outras pessoas: Mais de 100 investigações afirmam que só sorrir troca o estado de ânimo.

9.- Usa sapatos que sejam cômodos: Se te doem os pés é seguro que ficarás de mau humor, assegura o doutor Keinth Wapner, Presidente da Associação Americana de Ortopedia.

10.- Cuida tua postura: Caminhar direito com os ombros ligeiramente para atrás e a vista a frente ajuda a manter um bom estado de ânimo.

11.- Escuta música: Está comprovado que escutar música te desperta desejos de cantar e dançar, o que alegra a vida.

12.- Alimenta-te bem: O que consomes tem um impacto importante em teu estado de ânimo. Por esta razão, o recomendável é comer algo leve cada três ou quatro horas para assim manter os níveis de glicose estáveis; não pular comidas; evitar o excesso de farinhas brancas e o açúcar; comer de tudo e variar os alimentos.

13.- Arruma-te e sinte-te atrativo(a): Os 41% das pessoas diz que se sente mais feliz quando pensa que se vê bem.



Las 13 claves para ser feliz según un profesor de Harvard

Desde hace varios años Tal Ben-Shahar dicta el curso “Mayor felicidad” que, a pesar de ser electivo, atrae a 1.400 alumnos por semestre.
La felicidad es el anhelo de cualquier persona, pero muchas veces no se sabe cómo alcanzarla. Por esto, la Universidad de Harvard diseñó un curso que ayuda a conseguir ese estado, cátedra que se ha convertido en una de las más populares de esa prestigiosa casa de estudios.


La clase se llama "Mayor felicidad" y es dictada porTal Ben-Shahar, un israelí experto en psicología positiva. A pesar de ser un curso electivo, cada semestre 1.400 alumnos de diferentes carreras se inscriben en él.

La cátedra está fundamentada en encuestas y estudios de campo sobre las características y componentes que permiten vivir felizmente. En ella Ben-Shahar, también conocido como el gurú de la felicidad, entrega 13 consejos que contribuyen a alcanzarla. Son tips bastante sencillos y fáciles de seguir. Aquí están:

1.- Realiza algún ejercicio: Los expertos aseguran que hacer actividad física es igual de bueno que tomar un antidepresivo para mejorar el ánimo. Treinta minutos de ejercicio es el mejor antídoto contra la tristeza y el estrés.

2.- Toma desayuno: Algunas personas se saltan el desayuno porque no tienen tiempo o porque no quieren engordar. Estudios demuestran que desayunar ayuda a tener energía, pensar y desempeñar exitosamente las actividades.

3.- Agradece a la vida todo lo bueno que tienes: Escribe en un papel 10 cosas que tienes en tu vida que te dan felicidad. Cuando hacemos una lista de gratitud nos obligamos a enfocarnos en cosas buenas.

4.- Sé asertivo: Pide lo que quieras y di lo que piensass. Está demostrado que ser asertivo ayuda a mejorar la autoestima. Ser dejado y aguantar en silencio todo lo que te digan y hagan, genera tristeza y desesperanza.

5.- Gasta tu dinero en experiencias no en cosas: Un estudio descubrió que el 75% de las personas se sentía más feliz cuando invertía su dinero en viajes, cursos y clases. En tanto, sólo el 34% dijo sentirse más feliz cuando compraba cosas.

6.- Enfrenta tus retos: No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Estudios demuestran que cuanto más postergas algo que sabes que tienes que hacer, más ansiedad y tensión generas. Escribe pequeñas listas semanales de tareas a realizar y cúmplelas.

7.- Pega recuerdos bonitos, frases y fotos de tus seres queridos por todos lados: Llena tu refrigerador, tu computador, tu escritorio, tu dormitorio, en fin, tu vida de recuerdos bonitos.

8.- Siempre saluda y sé amable con otras personas: Más de 100 investigaciones afirman que sólo sonreír cambia el estado de ánimo.

9.- Usa zapatos que te queden cómodos: Si te duelen los pies es seguro que te pondrás de mal genio, asegura el doctor Keinth Wapner, Presidente de la Asociación Americana de Ortopedia.

10.- Cuida tu postura: Caminar derecho con los hombros ligeramente hacia atrás y la vista hacia el frente ayuda a mantener un buen estado de ánimo.

11.- Escucha música: Está comprobado que escuchar música te despierta deseos de cantar y bailar, lo que alegra la vida.

12.- Aliméntate bien: Lo que consumes tiene un impacto importante en tu estado de ánimo. Por esta razón, lo recomendables es comer algo ligero cada tres o cuatro horas para así mantener los niveles de glucosa estables; no saltarse comidas; evitar el exceso de harinas blancas y el azúcar; comer de todo y variar los alimentos.

13.- Arréglate y siéntete atractivo(a): El 41% de la gente dice que se siente más feliz cuando piensa que se ve bien.



MARC AUGÉ





“Para que hoy una revolución tenga lugar, debería situarse a escala planetaria”



El descubridor de los “no lugares”, el inventor del concepto de la “etno-ficción”, desgrana aquí la realidad de un mundo enfermo de imágenes, ilusionado con un conocimiento de espejismo. Marc Augé muestra cómo la instantaneidad y la profusión de imágenes sólo crearon más confusión y más soledad. La ilusión de Internet y el humanismo de la bicicleta.

Por Eduardo Febbro
Desde París

–Muchos comentaristas vienen evocando desde hace unos 10 años una suerte de malestar generalizado que se ha acuñado en casi todas las sociedades humanas. ¿Cuál es, para usted, el origen de esta extraña sensación planetaria?

–Creo que el gran malestar proviene del cambio de escala. Cuando reflexionamos sobre el contexto de cualquier acontecimiento, este se sitúa a escala planetaria. Ello conduce a que, incluso con un acontecimiento pequeño, el mundo entero está en tela de juicio. También somos conscientes de que el capitalismo consiguió su internacionalización. Estamos encerrados en el sistema, y no sólo en el del mercado. Las referencias locales son insuficientes, los individuos son más individuales pero o son consumidores o excluidos del consumo. Este conlleva cierto vértigo, y bajo cientos ángulos un vértigo metafísico. Creo entonces que la instalación del sistema planetario nos hace sufrir. Podríamos tener una percepción gloriosa de todo esto y decirnos que todos los seres humanos son hermanos, o celebrar la humanidad y la universalidad. Pero estamos lejos de todo esto por dos razones: la primera porque estos cambios intervienen bajo el signo de la economía; la segunda porque las transformaciones acarrean resistencias que a menudo son opacas y un poco locas. Vemos por ejemplo el desencadenamiento de los integrismos más radicales. Uno se pregunta hacia dónde habría que mirar para encontrar algo alentador.

–Hay algo a la vez nefasto y tentador en la instantaneidad con la cual funciona el mundo. En uno de sus libros, Las formas del olvido, usted planteó el olvido como condición para saborear el presente, y el instante, para recuperar lo que las formas actuales de la instantaneidad nos substraen.

–La instantaneidad es hoy la consigna del mundo. Paul Virilio ha descrito muy bien esta ubicuidad de la instantaneidad. Pero yo me refiero a otro instante, a un instante más íntimo, el instante de la relación con nosotros mismos, el instante del encuentro con los otros, con una mirada, con un paisaje, con una idea. No hay identidad individual o colectiva que pueda construirse sin el otro. La soledad absoluta es impensable. El itinerario del individuo pasa por el encuentro con los demás. Por eso, cuando evoco el instante, es por oposición a todo lo que está marcado por el pasado. Tenemos una tendencia a encontrar la explicación de todos los fenómenos en el pasado, sea en la perspectiva marxista o analítica. Desde luego, no se puede negar la importancia del pasado en la construcción individual y colectiva, pero diría que los momentos de creación son los momentos que escapan a esa gravedad. Para mí, el instante es justamente eso, un momento en el que el tiempo cambia de registro, hay un tiempo que circula pero que no depende de lo que pesa sobre él. Un instante sin culpabilidad.

–Usted escribió en una ocasión que bastaba con ampliar la distancia para que los peores horrores se borren. Sin embargo, hoy la distancia se ha estrechado y los horrores se borran igual. La proximidad no nos redime del olvido.

–Sí, es cierto, hay un efecto doble. Cuando escribí eso pensaba en esos aviadores que lanzan bombas. Para ellos el daño ocasionado era abstracto. Hoy basta con encender la televisión para ver cadáveres en abundancia. Pero, en cierto modo, lo que torna las cosas abstractas es la acumulación. La visión de proximidad de la televisión produce el mismo efecto que la distancia. Creo que no nos damos cuenta de lo que pasa, de la gravedad.

–¿Usted diría que el relato a través de la imagen nos deshumanizó?

–En cierta forma sí. La imagen es la mejor y la peor de las cosas. Estamos orgullosos porque la imagen nos acerca de todo. Sin embargo, al mismo tiempo que nos acerca nos aleja. La imagen también tiene otro efecto perverso: nos hace ilusionar con que conocemos porque nos permite reconocer. Pero el reconocimiento no es el conocimiento. Es un juego perverso, es la ignorancia que se desconoce a sí misma.

–En su último libro usted hace una asombrosa recomendación: “Debemos escapar a la pesadilla mítica”.

–Con ello me refiero a la fórmula de Walter Benjamin, cuando cuenta que, en el fondo, la aparición del relato organizado, de los cuentos donde el niño triunfa ante el grande o ante el ogro, todo eso deshace el impacto de los relatos míticos donde las brujas se comen a los hombres y unos cuantos horrores más. La pesadilla mítica son los mitos originales, las cosmogonías, las cosmologías y toda una panoplia de mitos horribles y caóticos. Benjamin pensaba que el relato era una forma de alejarse de esos horrores. La pesadilla mítica siempre se relaciona con la indistinción, la indistinción entre el bien y el mal, entre los sexos, entre las distintas generaciones, etc, etc. Podemos preguntarnos entonces si no hay un riesgo de una nueva indistinción a raíz de la abundancia de imágenes. Esa abundancia nos remite a una suerte de amenaza mítica. Hay que tener cuidado. Debe haber formas narrativas capaces de poner la imagen a distancia para que la imagen se quede en lo que es, o sea, una ilustración y no una realidad. Los progresos tecnológicos nos llevan a tomar la imagen por algo real. El pensamiento escrito es mucho más articulado y es eso precisamente lo que necesitamos: un pensamiento articulado frente a la cascada de imágenes. La escritura aporta otra cosa. Sin embargo, también es lícito interrogarse sobre la noción de escritura dado que el enemigo se instaló en ese campo. Basta con abrir internet para darse cuenta de que casi todo lo que circula allí es oralidad primitiva, primaria.

–Internet es también, para usted, una suerte de ilusión.

–Sí. Creemos que Internet es un fin en sí, y eso es una ilusión. Se cree que basta con ingresar en ese universo para pertenecer a la comunidad de los comunicantes. Eso es ilusorio. No pertenecemos a nada. Recién hablaba de la ilusión del conocimiento. Con internet ocurre algo similar. En nuestra computadora tenemos toda la ilusión del mundo, pero ese conocimiento sólo es útil para quienes ya saben algo.

–Pareciera que el mundo moderno es una sinfonía de ilusiones. Usted sugiere, por ejemplo, que la misma idea de comunidad es ilusoria.

–Hay palabras detrás de las cuales ya no se ponen conceptos. Esas palabras funcionan como códigos para pasar. Cuando decimos cultura, cuando decimos diferencia, cuando decimos comunidad, yo me pregunto ¿de qué estamos hablando? Por ejemplo, cuando se dice “sociedad multicultural” no sé de qué se está hablando. Trabajé un tiempo en una localidad muy pequeña de Costa de Marfil. Pues allí había una multitud de grupos cuyas culturas diferían. Sus referencias eran distintas y sus idiomas también. En cada cultura cada individuo tiene una relación diferente y desigual con esa cultura. La multiplicidad de la referencia cultural es enorme. Cuando hablamos de sociedades multiculturales nos estamos refiriendo a la coexistencia de culturas en el sentido más impreciso, más borroso. ¿Qué son la cultura africana o la cultura asiática sino un conjunto de lugares comunes que no dicen gran cosa? La noción de multiculturalismo es abstracta. En suma, cada vez que hablamos de colectividad estamos recurriendo al lenguaje de la ilusión. Ponemos las cosas al revés. Habría que darlas vueltas a partir del individuo, que es nuestra única referencia concreta. No se trata de una sociología del egoísmo o del egocentrismo. No hay individuo sin relación. Por ello se puede estudiar la elaboración de las relaciones entre los individuos. Esto está en el corazón de la democracia, la cual debe fijar la manera en que nos relacionamos con el otro. La soberanía del individuo está limitada por el hecho de que no está sólo. La soledad absoluta conduce a la locura. Lo mismo ocurre con la totalidad impuesta, que también conduce a la locura. El papel de la democracia debería consistir en elaborar un compromiso para conciliar la individualidad y la alteridad.

–Usted introdujo un concepto hipermoderno en su definición de los bloques del mundo. Tomando como base el famoso artículo de Francis Fukuyama en el cual, con el triunfo de la democracia liberal, promovió la idea del fin de la historia, usted escribió que eso condujo al enfriamiento de Occidente.

–Me referí con ello a la idea de Claude Lévi-Strauss sobre las sociedades frías y las sociedades calientes. Si se afirma que la historia se terminó entonces pasamos al lado frío. La idea sobre el fin de la historia no significa que los acontecimientos se acabaron sino que la fórmula, la receta, fue encontrada: es decir, el mercado liberal y la democracia representativa. Pero esa idea choca con muchas objeciones. La primera: el mercado liberal se las arregla muy bien con los regímenes dictatoriales. Esto significa que la liberalización de los mercados, la libertad de los intercambios, no garantizan el advenimiento de la democracia. Hay una paradoja en el postulado del fin de la historia: es una suerte de marxismo al revés. Es la idea de que la organización de la producción desemboca en formas sociales. Creo que ha sido el último gran relato que conocimos. La segunda objeción es que no nos dirigimos hacia un mundo de desigualdades reforzadas. El ascenso de algunos Estados, los llamados países emergentes, alimenta la ilusión de que el mundo va hacia más igualdad. Es cierto que hay países emergentes pero, al igual que en los países desarrollados, dentro de los emergentes se constatan fenómenos de desigualdad creciente. La distancia entre ricos y pobres es cada vez más importante, y lo mismo ocurre con el acceso al conocimiento y a la ciencia. Diría que la globalización no difiere mucho de la colonización. Vivimos una suerte de colonización anónima o multinacional. La globalización nos ha emparejado. El Tercer Mundo tiene problemas que no son muy distintos a los de Occidente, por ejemplo en lo que atañe la migración. Los migrantes ya no van del Sur al Norte sino también del Sur hacia el Sur. En Occidente hay una tradición de arrogancia que no encontramos en el Sur, pero no estoy seguro de que los problemas sean fundamentalmente distintos. La globalización creó las mismas problemáticas en todas partes. No creo que sea oportuno hacer la apología de Occidente o cuestionarlo. El cuestionamiento de Occidente permite a las dictaduras locales fabricarse una virtud a cuenta propia. Soy más universalista. Creo que todos compartimos el horror.

–Hay, de hecho, una tecnooligarquía y una oligarquía financiera que colonizaron el mundo.

–Sí, y cada vez más nos dirigimos hacia ese modelo de oligarquías. En algunos lugares del mundo vemos una concentración muy fuerte de poder, conocimiento y riqueza. Hay entonces una clase oligárquica debajo de la cual encontramos una clase de consumidores –sin ellos el sistema no funciona–, y después vienen los excluidos, esas clases que no son necesarias para que la máquina funcione. Este esquema excluye todo modelo de revolución. Para que hoy una revolución tenga lugar, debería situarse a escala planetaria. Conservé una idea mítica de la Revolución francesa, que, desde luego, también cometió horrores. Pero conservé la idea de que la Revolución francesa se hacía en nombre de principios. Hoy no sé cuáles son los principios. Lo que está en juego es enorme: transformar el planeta en un lugar donde todos los seres humanos se reconozcan es un desafío formidable. Pero la historia no funciona así.

–Recuerdo el libro que usted escribió sobre la bicicleta y en el cual apuntaba que andar en bicicleta es una suerte de nuevo humanismo. ¿Deberíamos todos andar en bicicleta para recuperar un poco de humanidad? ¿Acaso ya no es demasiado tarde ante el avance de la globalización, la pobreza, la especulación, el vacío planetario de las imágenes?

–La experiencia de la bicicleta me permitió subrayar que todo está en relación con el tiempo y el espacio. En ese sentido, la bicicleta corresponde a la necesaria dimensión individual. Cuando estamos sentados ante nuestra computadoras estamos sumergidos en un universo ficticio de instantaneidad e ubicuidad. Si tenemos trabajo estamos asfixiados por la manera en que está concebido fuera de nosotros, y si no tenemos trabajo estamos aplastados como individuos. Hay una suerte de totalitarismo liberal muy pesado. Entonces ¿qué podemos hacer? A escala individual, creo que el único medio de escapar a la ilusión es tener su propia relación con el tiempo y el espacio. La bicicleta es un buen instrumento: nos remite a la infancia, a la vejez, nos remite a la noción de las distancias que es preciso recorrer, al control, etc, etc. ¡Desde luego, no se puede reformar el mundo pregonando la reforma individual y la bicicleta! Estamos todos condenados a la utopía mientras seamos mortales. Aún no hemos terminado de redefinir la finitud del ser humano, la materialidad del espíritu y el devenir de la historia.

CAPITAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA


Panamá se convierte en la capital de la lengua española

Panamá se convierte esta semana en la capital de la lengua española con la celebración del XIV Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), que reunirá a un centenar de académicos de una veintena de países.

El encuentro se llevará a cabo entre este lunes y el jueves próximo en la capital panameña y tendrá como finalidad elaborar los planes de trabajo de la ASALE para los próximos tres o cuatro años, intercambiar experiencias y avanzar proyectos, dijo a Efe el director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua.

Blecua, que también preside la ASALE, integrada por las 22 academias de la lengua española, identificó como uno de los proyectos más importantes que actualmente tiene la asociación, la elaboración del nuevo diccionario en su edición de 2014, «que es la edición del tercer centenario de la fundación de la Academia».

Aparte de cuestiones del lenguaje, el director de la Academia aseguró que en Panamá también intentarán «abrir nuevas líneas de investigación, sobre todo en proyectos de historia literaria».

«Últimamente la lengua, con su predominio, su interés y su importancia, había oscurecido un poco (la historia literaria), y ahora intentamos revalorizar esa otra línea que había sido característica del trabajo de las academias», agregó.

También se trabajará sobre la creación de «una red informática que unifique y permita crear por videoconferencias comisiones de funcionamiento» de la Asociación de Academias, aprovechando los avances tecnológicos para lograr una excelencia en el trabajo.

Blecua aseguró que este tipo de reuniones también sirven para intercambiar experiencias, plantear cuestiones de reglamento, hablar de problemas particulares de cada una de las academias y, sobre todo, para que los colegas puedan conocerse personalmente «y no solo por correo».

Durante el Congreso, se presentará en Panamá la Gramática básica de la lengua española, el próximo martes a cargo del académico español Salvador Gutiérrez Ordóñez, y se analizarán otros proyectos como la Ortografía básica de la lengua española, el Corpus del español del siglo XXI y el tercer volumen de la Nueva gramática, dedicado a la fonética y la fonología.

Asimismo, en las sesiones plenarias los académicos también debatirán y analizarán las segundas ediciones de otras obras panhispánicas como el Diccionario de americanismos, el Diccionario práctico del estudiante y el Diccionario panhispánico de dudas.

Blecua destacó que con la labor de la Asociación de Academias, una institución fundada en 1951, en los últimos veinte años, concretamente desde la edición del diccionario de 1992, «se han ido incorporando cada vez más americanismos» y con «control de calidad», porque ya se puede saber exactamente dónde aparece una pieza léxica.

El presidente de ASALE aseguró que de cada una de las 22 academias integrantes de la asociación en los trabajos de Panamá participarán entre seis y diez académicos, para alcanzar el centenar, lo que consideró un número «muy respetable».

Entre los invitados figura el escritor hispanoperuano Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura, como miembro de las academias de la lengua de España y de Perú, quien durante su estancia en Panamá recibirá un doctorado honoris causa por la Universidad Latina.

Blecua destacó asimismo que esta reunión servirá también de preparación para el Congreso Internacional de la Lengua, que se celebrará en 2013 también en Panamá.

«Estamos viviendo un momento extremadamente importante para el cuidado y la investigación de la lengua española», dijo Blecua, que mencionó la labor de las academias, de los departamentos universitarios, los hispanistas y los más de cinco millones de estudiantes de español para extranjeros que hay en el mundo.

«Nos movemos en un momento en que el español, por dimensiones culturales, internacionales y, cómo no, por dimensiones económicas, es una herramienta fundamental para la vida contemporánea», agregó.

Publicado 21/11/2011
Agencia Efe
Domingo, 20 de noviembre del 2011

DRAE


El Diccionario de la RAE recibió en octubre casi 50 millones de consultas. La edición digital del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) se ha convertido en una obra imprescindible para muchos hispanohablantes, como lo demuestra el que el pasado mes de octubre recibiera casi 50 millones de consultas, más del doble de los 20 millones que hubo un año antes.

Según le dijo hoy a Efe el secretario de la Real Academia Española, Darío Villanueva, el incremento espectacular de los accesos al DRAE comenzó en septiembre del 2011, cuando hubo 46.255.772 búsquedas.

Si la tendencia continúa, se pueden alcanzar «500 millones largos de consultas a finales de año», afirmó el secretario.

Los países más activos el pasado mes fueron México, con el 25,26 % de las consultas, seguido de Argentina (20,21%) y de España (19,91%). A continuación se situarían los colombianos, que protagonizaron el 9,55 % de los accesos, y los chilenos, el 4,47 %.

El aumento significativo que denotan las estadísticas de octubre puede tener que ver, según Darío Villanueva, con «la campaña contra la Academia» que comenzó el pasado mes de agosto en Twitter y que nació en Uruguay, en un portal del periodista Ricardo Soca.

Esa campaña surgió a raíz de que la Academia, a través del Grupo Planeta, editora del DRAE, «mandara cartas a quienes estaban utilizando el diccionario de manera fraudulenta».

Esos portales, agregó el secretario, «no redireccionaban a sus usuarios hacia la página web de la Academia para su consulta, sino que bajaban el contenido del Diccionario, alojándolo en su propio servidor y presentándolo como la obra oficial de la RAE».

También, en algunos portales han llegado a «introducir publicidad e incluso han manipulado el Diccionario, no con un sentido perverso, sino simplemente cambiando algunas cuestiones en función de sus criterios», señaló Villanueva.

Se mandaron varias cartas a los portales fraudulentos y todas retiraron el Diccionario, pero Soca hizo una campaña contra la Academia con argumentos del tipo de «el imperialismo español reaparece». Además, dijeron que la Academia «quería cobrar por todo y no ofrecía sus productos en abierto».

«Es todo lo contrario», aseguró el secretario, para quien las estadísticas mensuales de consulta del Diccionario demuestran el interés que suscita esta obra esencial de referencia.

En este momento hay al día «1.600.000 consultas en abierto y gratuitas del Diccionario», que se ha ido actualizando periódicamente en internet con miles de enmiendas y adiciones.

La citada campaña encontró eco en algunos periódicos del Cono Sur, y coincidió con la de las elecciones presidenciales en Argentina, lo cual, opinó Darío Villanueva, ha podido «picar la curiosidad» de muchos hispanohablantes y los ha llevado a consultar la página web de la Academia y a entrar en el Diccionario.

Detrás de ese gran aumento de las visitas al Diccionario está también la presencia de la Academia en Twitter desde el pasado mes de agosto (http://twitter.com/raeinforma), cuya cuenta supera ya los 15.000 seguidores.

Además, en la página web de la RAE se puede consultar «en abierto y de forma gratuita» el Diccionario panhispánico de dudas, que logró en octubre 1.308.000 consultas, «cifra muy considerable», aseguró el secretario.

Publicado 21/11/2011
Agencia Efe
Viernes, 18 de noviembre del 2011

Cambalache





Imagen y palabra
Por Enrique Pinti | Para LA NACION






Suele decirse que una imagen vale más que mil palabras, pero muchas veces hay imágenes que necesitan no mil sino un millón de palabras para explicarlas. La foto de un niño desnutrido mirando a cámara con una expresión mezcla de miedo, hambre y desesperanza será todo lo elocuente que se quiera, pero es sólo la punta del iceberg, sólo el resultado final de una larga historia de injusticia, desigualdad, crueldad, guerra de intereses que necesitan muchas palabras para ubicarnos en la real dimensión del problema. Pasan por mi memoria los horrores de la Segunda Guerra Mundial, que estremecieron mi corazón desde la más tierna infancia al ver noticieros en el cine o terribles fotografías en los diarios de la época; desde las caravanas de personas cargadas con sus pertenencias tratando de huir de las tropas de ocupación, hasta las espantosas imágenes de los cadáveres escuálidos de las víctimas de muchos holocaustos, pasando por el horror de Hiroshima, la destrucción de Berlín, Londres o Stalingrado y las atrocidades de la inmediata posguerra en toda Europa. Todo estaba ahí, en esas macabras postales, pero tuvieron que explicármelo con muchas palabras para que yo pudiera tratar de enterarme y juro que es el día de hoy y todavía me cuesta entender tanta crueldad. Yo mismo, ya mayor, tuve que explicarles a los más jóvenes eso y tantas cosas más de las que había sólo imágenes claras, indiscutibles y contundentes, pero necesitadas de ser explicadas con ese instrumento maravilloso que es la palabra.

Es cierto que cuando la palabra es usada como palabrerío y retórica, oscurece más que aclarar, pero también es cierto que es el único camino racional del que disponemos para contar lo que vivimos desde adentro o desde afuera.

Las imágenes de la felicidad plasmadas en fotos alegres y gozosas son diáfanas y expresivas, pero sólo nosotros sabemos si esas caras con sonrisas ocultaban algún drama o si alguno de esos amigos o familiares eran capaces de traicionar o mostrar la hilacha.

Por eso, cada foto tiene una historia que va más allá de la imagen y que requiere muchas palabras para darles el verdadero sentido.

Nadie niega la ayuda invalorable de la imagen, nadie duda de la validez de la foto, pero solo el complemento de la palabra puede acercarnos a la verdad.

Los pensadores, los filósofos, los historiadores y los escritores y poetas dejan constancia con sus sabias palabras de lo que ven, sufren, gozan, ríen o padecen; los pintores, los fotógrafos, los cineastas y los escultores legan a la humanidad sus imágenes. Y así el gran Goya pintando Los desastres de la guerra, Platón o Aristóteles llenando de palabras sus tratados de filosofía, o los grandes arquitectos erigiendo edificios que son muchas veces símbolos de cada época, combinan con su talento el rompecabezas que permite explicar los misterios de nuestras conductas y las razones o sinrazones de nuestras locuras y nuestras grandezas. Imagen y palabra van juntas y no son enemigas, sino compañeras complementarias.

Es cierto también que las dos pueden engañarnos y ocultarnos la verdad. La palabra, con la fascinación de los demagogos y aventureros que desde balcones, púlpitos, estrados o canales de televisión lanzan cataratas de banalidades, mentiras hábilmente disfrazadas y verdades a medias; la imagen, con su tendencia a embellecer lo horrible y a afear lo que no conviene al poder de turno. Retacear imágenes, archivarlas o destruirlas para no dejar constancia histórica de hechos aberrantes es la trampa mortal donde quedan atrapadas las explicaciones de por qué ocurren ciertos hechos luctuosos para la humanidad y cierran las puertas que podrían abrirse para que los seres humanos no volvamos a repetir horrores del pasado.

La imagen es el principio, la revelación, el impacto emocional.

La palabra es la razón, el intento válido de entender, de aprender, de superar el error. Ahí están las dos a nuestra disposición. Quedarse con una de ellas en forma excluyente es una muestra de inmadurez o, peor aún, de miedo a la verdad.

El autor es actor y escritor.

FUNDÉU RECOMIENDA...


Recomendación del día



poselectoral y postelectoral se escriben en una palabra

Las formas poselectoral y postelectoral se escriben en una palabra.

Tras las celebración de unas elecciones, se abre un período que puede verse escrito de formas distintas: «Se está dando el triste pero inevitable espectáculo del pataleo pos-electoral»; «La semana post electoral volverá a estar marcada en España por la prima de riesgo».

De acuerdo con las normas de escritura de los prefijos en español, en ambos casos (pos y post) van unidos a la palabra a la que acompañan.

Este término, además, puede escribirse de dos maneras distintas: poselectoral y postelectoral, debido a que el prefijo con el que se forma el adjetivo tiene dos variantes en español, pos- y post-.

Sin embargo, la última Ortografía publicada prefiere la forma más sencilla pos- :«Las negociaciones entre los partidos, propias del período poselectoral...».

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