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quarta-feira, 27 de julho de 2011

ARGENTINOS


Elogio de la doble moral argentina y la no sanción en el todos contra todos
Por Mempo Giardinelli
Especial para lanacion.com
Miércoles 27 de julio de 2011





Uno de los gravísimos problemas argentinos es la falta de sanción, la ausencia de castigo. O el incumplimiento cuando de responsabilidades se trata. Esto afecta a todo tipo de asuntos, públicos y privados: la Justicia, la Seguridad, la Economía, los Impuestos, el Periodismo, por donde se mire se encontrará el divorcio entre los principios y las acciones.
Ejemplos sobran, y cualquier ciudadano/a los conoce, en los ambientes más acotados o en el horizonte más amplio, sea federal, provincial o municipal. Excedería a este artículo la descripción de casos. No obstante, los que están a la mano son letales, dicho en sentido figurado.
La Asociación del Fútbol Argentino "salva" a un club de enorme tradición que ha descendido de categoría, inventando un intrincado sistema de unificación de torneos que, aunque en los hechos pueda ser satisfactorio para el devaluado balompié argentino, está mal, y muy mal, por la manera como se lo dispone, entre gallos y medianoche (y no es metáfora).
Esto, admitido por el propio vocero de la entidad , es la consagración de la impunidad, firmada por dirigentes que supuestamente tienen a sus cargos la seguridad en los estadios, que en realidad no es otra cosa que la seguridad de los barras bravas. Y cuyo resultado final es el pésimo ejemplo que transmiten a la sociedad, que de este modo queda desprotegida frente a la bestialidad manifiesta de las asociaciones ilícitas que todo equipo y club tiene, por lo visto sin excepción.
Uno de los gravísimos problemas argentinos es la falta de sanción
No importa si el resultado será positivo, y acaso lo sea, pero lo censurable es el modo, la oportunidad, el discurso quebrantador de principios que conlleva ese modo dictatorial al que es afecto el presidente de la AFA.
Claro que esto se inscribe en el contexto de otras, muchas, malas conductas argentinas. Ahora mismo asistimos a una especie de batalla por la interpretación de las elecciones porteña y santafecina. Las hipótesis acerca del voto popular son tan extremadamente opuestas, e interesadas todas, que alarman. Muchos comunicadores apuntan sus dardos exagerando apocalipsis y triunfalismos que, en realidad, no benefician al sentido común ni favorecen a la democracia. Los votos son los votos y el recuento resultante es siempre la voluntad suprema de la ciudadanía, guste o no, y sea para un triunfo en Catamarca o Misiones, como en Buenos Aires o Santa Fe. Todo lo que se califica de "aplastante", "arrasador" o "contundente" responde a posturas tan interesadas como petardistas. Los redactores en casi todos los casos responden a intereses con los cuales se mimetizan penosamente.
En la misma semana asistimos a otro festival de exageraciones en la Rural, de boca del señor Biolcatti. Y en Buenos Aires y Santa Fe los señores Macri y Del Sel engañan a la ciudadanía al sostener, con la complicidad de cierto intenso terrorismo periodístico, que "no son políticos". Se presentan como representantes de una "nueva política" cuando tienen detrás, aunque los ocultan vergonzantemente, a los señores Duhalde, Venegas, Barrionuevo, Amadeo o Toma, que de nuevos, precisamente, no tienen nada.
Asistimos a una especie de batalla por la interpretación de las elecciones porteña y santafecina
De igual forma, el señor Durán Barba, talentoso publicista y acaso padre del triunfo Pro en la primera vuelta porteña, aparece coludido junto con su asociado el señor Rodrigo Lugones, en una causa penal por enlodar al adversario mediante recursos ilegales. Pero el mismo señor Macri niega que eso sea "campaña sucia", pide infantilmente "basta de agresiones" y le reclama a Daniel Filmus que haga "alguna autocrítica", que es una materia que él mismo desconoce en lo absoluto.
Del lado del gobierno nacional también hay para decir. Porque si hay errores que se pagan, hay uno del que no se habla pero que se cometió en la ciudad-puerto. Me refiero al modo como se decidió la nominación de Filmus, un candidato excelente e intachable, pero que no debió ser producto de la exclusiva voluntad presidencial sino de un proceso interno que seguramente igual lo hubiese consagrado y legitimado mejor.
La masa de votantes que parece inclinarse por la reelección de la Presidenta seguramente se compone de gente no kirchnerista, ni siquiera todos peronistas, y muchos, muchísimos, la gran mayoría gentes del pueblo que simpatizan y apoyan una manera renovadora de recuperar el rol del Estado. Nada más que eso, ni nada menos.
Esa masa apoyó y apoya la recuperación de la economía y la política monetaria; el salvataje de la previsión social y la educación pública. Apoya una gestión cultural federalista y el nuevo perfil democrático de las fuerzas armadas sometidas al poder político. Apoya la Ley de Medios como apoyó la recuperación del Correo, y de Aguas, y de Aerolíneas Argentinas, y simpatiza claramente con la finalización de las "relaciones carnales" a cambio de una posición soberana. Y ni se diga del apoyo popular a la política de Derechos Humanos que ahora cierta oposición -monitoreada por dinosaurios de la Dictadura- quiere destruir. Pero esa masa, siendo un capital político fenomenal, no es inamovible ni su apoyo está blindado de acá a octubre.
Sería un gigantesco error del Gobierno pensar lo contrario. Nada está blindado en política, nada es irreversible y todo puede cambiar de la noche a la mañana. Bien sabe la Presidenta, por experiencia propia y por el compañero de vida que tuvo, que el poder se construye muy lentamente pero la destrucción es cosa de segundos y sin atenuantes.
La oposición que los argentinos padecemos -y elijo a conciencia el verbo "padecer"- es una oposición mezquina, que sirve más y mejor a los grupos monopólicos que al país, y entonces no se va andar con chiquitas ante los flancos débiles de ninguna gestión oficial. Bien haría el gobierno nacional en advertirlo, reconocerlo y corregirlo. Para que, por ejemplo, alguna vez los ciudadanos que apoyamos al Gobierno desde perspectivas independientes y críticas pudiéramos ver que alguien va preso por corrupción.
Nada está blindado en política, nada es irreversible y todo puede cambiar de la noche a la mañana
Los valores se quebrantan cuando las leyes sólo se aplican a los pobres y a los débiles, y no a los poderosos, como en este caso River Plate. O si acaso no hubiese esclarecimiento total y fehaciente del caso Schoklender. O de las escuchas telefónicas por las que está procesado el señor Macri. O ahora las groseras maniobras para enlodar al señor Filmus padre.
El problema está en la continuidad de la misma lógica perversa que se instaló en la Argentina hace tres décadas y desde la que se defiende todavía a los genocidas de la última dictadura. Y desde la que se dispara ahora contra la trayectoria ejemplar de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Es gravísimo que la sociedad tolere en silencio el quebrantamiento de las reglas morales. El acomodo y la mentira para beneficiar a los poderosos y/o para llevar aguas a molinos sectoriales, no son "oficialistas" ni "opositores", como no son nacionales, provinciales o municipales. Ni son de derecha o de izquierda. Son conductas perversas que atentan contra la esencia de la democracia misma.
Y es la falta de sanción ante esos engaños, triquiñuelas o incumplimientos de responsabilidades lo que alienta las peores conductas nacionales.

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